Aumentar de 5.821 a 7.000 las plazas de Medicina el próximo curso costaría 90 millones de euros al año y no solucionaría el déficit de médicos especialistas. El problema radica en la falta de capacidad del sistema público para atraer a los médicos a puestos de trabajo malos o especialidades, como la medicina de familia, menos atractivas. Este fue el diagnóstico realizado el pasado 24 de marzo por los decanos de las 33 facultades españolas de Medicina en respuesta a la demanda hecha a principios de este mes por el ministro de Sanidad, Bernat Soria, y algunos consejeros autonómicos de este área.

La conferencia nacional que agrupa a estos decanos ve muy difícil llevar a cabo el aumento solicitado en un solo curso, aunque apenas supondría unos 30 alumnos más por centro. En primer lugar, porque la ampliación "no puede hacerse de la noche a la mañana" y no podría llevarse a cabo hasta el curso siguiente, el 2010-2011. En segundo, por la falta de recursos, ya que en los últimos tres años han hecho un gran esfuerzo incrementando en un 30% el número de plazas, sin que las administraciones central y autonómicas hayan reforzado la financiación.

Los decanos calculan que abrir las aulas a casi 1.200 estudiantes más requeriría una inversión de 75.000 euros anuales por alumno. Gran parte de este dinero se destinaría a contratar nuevo profesorado y más docentes de plazas clínicas vinculadas, a mejorar los laboratorios y a la disposición de un mayor número de hospitales para prácticas. "Estos recursos humanos y materiales no se improvisan", subrayó Joan Ribera, decano en la Universitat de Lleida. A su juicio, el problema tiene difícil solución, ya que las facultades de Medicina están desbordadas, sin más medios no se pueden asumir más estudiantes y las consejerías de salud no están dispuestos a aumentarlos.

Las seis nuevas facultades que han solicitado impartir estos estudios en los próximos años podrían asumir el incremento. Pero tampoco se resolvería el problema porque, "no faltan médicos, sino especialistas", sostuvo Joaquín García-Estañ, presidente de la conferencia. Según los decanos, los 1.200 nuevos estudiantes no solucionarían la falta de especialistas a medio plazo porque no estarían completamente formados hasta dentro de 11 años y, si se mantiene esa cifra de entradas, "se bordearía la bolsa de paro" advirtió Ribera.

A juicio de los docentes debe hacerse un ajuste entre las plazas universitarias y de entrada al MIR. Su tesis es que hay médicos de sobra: España está a la cabeza mundial por millón de habitantes. Lo que falta son especialistas y una ausencia de regulación de las distribución de las plazas MIR. "Si hacen falta médicos de familia, no podemos permitir que se queden 1.000 plazas libres", argumentan, y abogan por que los responsables sanitarios incentiven a los estudiantes para que elijan esos puestos.

"Algo falla. Muchos médicos no quieren trabajar en ámbitos rurales. Habrá que hacer atractivas esas plazas, con mayor retribución, mejores viviendas, comunicaciones rápidas...", propuso el decano de la Universidad Complutense, Angel Nogales. Los docentes también plantean adelantar el examen MIR a junio, al acabar la carrera, lo que evitaría a los licenciados perder un año.