Una acumulación inicial de imágenes inquietantes montadas con un ritmo tan frenético como lógico no se corresponden siempre con una película igual de intensa y misteriosa como su prólogo parece anunciar. Ese es el principal reparo que puede ponérsele a El efecto mariposa , debut en la dirección de los guionistas de Destino final 2 .

Se vacían en el inicio, pero hay un momento intermedio, trascendental en la cinta, en el que se les acaban las fuerzas.

El título de la película remite a aquella teoría caótica sobre la posibilidad de que el aleteo de las alas de una mariposa puede ocasionar un cataclismo al otro lado del planeta. A partir de esta idea, Bress y Gruber crean un inteligente y sugerente entramado más mental que físico.

El protagonista del relato (encarnado por uno de los actores de moda, Ashton Kutcher) tiene la facultad de modificar la realidad.

Transportado mentalmente a un momento crucial de su existencia, puede cambiarla y, con ello, alterar el destino de quienes que le rodean.

Todo empieza en la edad infantil, con imágenes inquietantes que remiten, con niño cuchillo en mano, a La noche de Halloween .

El protagonista no sabe lo que le ocurre, y así será durante buena parte del metraje. Pero hay un momento preciso en el que la historia da un vuelco: se acentúa la perplejidad del protagonista a medida que se aclara el panorama para el espectador.

La película es bastante homogénea, sin desniveles ni momentos destinados al espasmo fácil. Pero tras proponer una peripecia tan sugestiva, le falta mordiente para culminarla. El filme está protagonizado por Ashton Kutcher, Melora Waters.

En definitiva, el trabajo de estos realizadores estadounidenses --Eric Bress y J. Mackye Gruber-- es una película de terror algo distinta a lo que estamos acostumbrados a ver, de reducido coste y estimables resultados.