Fabricante de éxitos con cierta pátina de autor con estilo propio, Ridley Scott ha flirteado con todos los géneros y, lo mejor, ha sabido rodearse de los equipos más cualificados para llevar a buen puerto tanto sus fantasías futuristas como sus exponentes de la nueva épica de Hollywood.

Cuando se le pone entre ceja y ceja un proyecto, no para hasta materializarlo. Son sus filmes más ambiciosos, con un componente megalómano, para los que necesita barcos, extras y lustroso vestuario de época (´1492: la conquista del paraíso´, sobre las andanzas de Cristóbal Colón), decenas de helicópteros (´Black Hawk derribado´) y sofisticados efectos infográficos capaces de rellenar el Coliseo romano de público y enfrentar a Russell Crowe con un tigre (´Gladiator´). ´El reino de los cielos´ cuadra en este apartado, como también lo harán sus futuras obras: una continuación de ´Gladiator´ y la película de aventuras épicas ´Trípoli´.