La Universidad de Extremadura es uno de los integrantes de un ambicioso proyecto con varios centros oftalmológicos, orientado a determinar las causas de Degeneración macular, una enfermedad de la vista asociada a la edad. Por parte de la Uex, el representante es el profesor José Fernández-Vigo, quien asume que "es desesperante comprobar cómo un paciente empieza progresivamente a perder la visión, sin poder ofrecerle una solución definitiva a su problema". La opinión de Fernández-Vigo, es clara ante el daño que la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) sigue produciendo en numerosas personas: la causa de ceguera para un 15% de la población de entre 65 y 75 años, y de un 30% por encima de los 75 años.

El proyecto de investigación cuenta con la implicación de los centros oftalmológicos de referencia en el ámbito nacional, como la Clínica Fernández Vega de Asturias, el Instituto Galego de Oftalmología o la Clínica Universitaria de Pamplona, además del Centro Internacional de Oftalmología de Extremadura, con sede en Badajoz. El reto de este proyecto es determinar el origen real de la enfermedad y proponer nuevas alternativas de curación para los miles de pacientes afectados. Génesis de la DMAE.

MULTIDISCIPLINAR

La investigación para hallar las causas de esta patología se ha venido centrando en el estudio de la alimentación, la actividad laboral, el consumo de tabaco o el número de horas de sol a las que se exponen los enfermos; y todos han resultado factores insuficientes para determinar una relación directa con la enfermedad: "la clave pasa por conocer mejor los genes implicados e identificar los sujetos de riesgo", explica Fernández-Vigo. Y precisamente eso es lo que nos proponemos los especialistas que conformamos el proyecto, arrojar luz sobre un problema que ha resultado frustrante para el cuerpo científico: "a pesar de los esfuerzos no se ha conseguido nada", por lo que las conclusiones que obtengamos podrían actuar de tabla de salvación, matiza el oftalmólogo.

La mácula es el punto central de la retina, de un milímetro cuadrado, en el que se sitúa la agudeza visual, por lo que es una de las partes vitales de este sentido. Fernández-Vigo cree que hay varias familias de genes afectados que intervienen en el origen y el desarrollo de esta tipología de degeneración, y que aún están sin identificar plenamente. Ante esta indefinición en la que se encuentran las principales investigaciones, han ido apareciendo nuevos tratamientos. Y así, desde hace cinco años, la técnica de terapia fotodinámica, catalogada como de mínima invasión, ha irrumpido como una de las mejores fórmulas para atender a los afectados. Si embargo, resulta poco eficaz y supone un importante desembolso económico para los pacientes, indica el profesor de la Uex.

PANORAMA ACTUAL

Existen otros tratamientos frente a la DMAE más agresivos, como los pinchazos de novedosos medicamentos que inhiben el crecimiento de los vasos, pero que no acaban de presentarse como definitivos a la hora de erradicar la enfermedad. Cada sesión de este tratamiento ronda los 1.200 euros por dosis, y para cada uno de los ojos: "estamos intentado reducir el gasto sanitario en estos medicamentos, aunque los nuevos fármacos que salen al mercado, debido a la inversión que precisan en su fase de investigación, tienen un precio muy alto", indica Fernández-Vigo.

Las esperanzas puestas en este Proyecto se basan en las últimas investigaciones sobre un nutrido grupo de genes asociados con la enfermedad, que en la actualidad, afecta en la comunidad autónoma de Extremadura a un 5,8 % de la población mayor de 65 años.