Unas rocas australianas se han convertido en las portadoras de los restos de vida más antiguos del mundo, de unos 3.400 millones de años. El debate, que planeaba desde el descubrimiento de los primeros restos hace más de tres décadas, queda ahora zanjado con este estudio, que además ha verificado la biodiversidad de los restos, en los que se hallan ejemplares de diferentes especies.

Para realizar el estudio, los científicos han analizado unas estructuras que cubren más de 10 kilómetros de rocas.