Francisco González Ledesma, periodista de muchas batallas, escritor prohibido y premiado, creía que sólo las personas de noble cuna tienen recuerdos de niñez dignos de ser el punto de partida de un libro de memorias. Así que cuando le plantearon que su larga e intensa vida merecía convertirse en un relato que distrajera al lector, aceptó el envite para dar voz a las gentes humildes de su barrio. En el relato surgen la Barcelona de la posguerra, el hambre, los primeros estudios en Zaragoza, la licenciatura de Derecho y las censuras.

El autor reconoce que podía hablar de muchas personas, pero ha optado por callar porque algunas ya están muertas.