Stalin, que dominó la antigua Unión Soviética durante un periodo largo y decisivo de la historia europea del siglo XX, era un psicópata, según sostiene Donald Rayfield, autor del libro Stalin y los verdugos , que aporta las anotaciones puestas por el dictador en los márgenes de los libros, lo que ayuda a descubrir su verdadera identidad.

Rayfield, profesor de lengua y literatura rusa y georgiana de la Universidad de Londres, se adentra en la psicología del dictador soviético y en los mecanismos que utilizó para aprovechar la tradicional pirámide social de la sociedad rusa y ejercer un poder que le sobrevivió cincuenta años.

La sociedad rusa propició que Stalin adquiriera un poder desproporcionado por su estructura de triángulo y por el hecho de que Rusia había sufrido el exilio de dos millones de personas de la clase media intelectual, añade este autor.

Para controlar el poder, dirigir las operaciones de espionaje y los asesinatos, Stalin se apoyó en sus funcionarios, especialmente cinco: Dzierzynski, Menzhinski, Yagoda, Yezhov y Beria, cuyas actuaciones también se analiza en el libro.

CARACTERISTICAS DE UN PSICOPATA

Un psicópata es aquel que carece de sentimiento por el mal ajeno, pero, en el caso de Stalin, existía además sadismo, pues disfrutaba por el mal ajeno, subrayó el autor.

Ideó la KGB y la convirtió en el mejor Servicio Secreto del Mundo y, en muchos casos, eliminó enemigos que ni siquiera eran tan peligrosos o persiguió a otros como Trostki durante más de diez años porque su obsesión era realmente "quitar de enmedio a la gente", lo que no impedía hablar bien de ellos una vez que estaban muertos.

Tuvo, como otros, caso de Hitler, una mala infancia con padre maltratador y madre dominante, pero eso no es suficiente para comprender sus actuaciones y hace pensar que algo había en su personalidad para estar ya convencido desde pequeño de que "era superior y más listo que los demás".

Stalin y los verdugos aporta las anotaciones escritas por el dictador en los márgenes de sus libros, pues fue un lector insaciable, y lo que estas frases demuestran de su personalidad.

Esta costumbre demuestra, en opinión de Rayfield, el afán de Stalin por controlar, que se manifestaba también en la revisión de los guiones y de los actores que interpretaban su figura y debían extremar el cuidado en cuanto a su habla o a su forma de caminar. El hecho de matar a su hijo responde en cierto modo, según Rayfield, a la tradición del Caucaso en la que ese homicidio es un sello que marca a un dirigente fuerte.