Se llama Pictbridge y es el estándar que permite a las impresoras hacer su trabajo con independencia del ordenador. La fórmula, que utiliza cualquier soporte de tarjeta de memoria, ha alumbrado una nueva generación de máquinas, más pequeñas y transportables, que permiten imprimir fotos en casa con la calidad, y a veces el precio, del laboratorio. Una copia, hoy, puede salir hasta por 0,30 euros.

La mayoría utilizan formatos 10x15 centímetros, el pequeño más habitual, aunque algunas ya añaden el 13x18 e incluso 10x30 panorámico. El tamaño, sin embargo, la relega a ser sólo "el laboratorio fotográfico en casa", como la presentan las marcas. "La gente quiere que sea fácil imprimir las fotos, y queremos que sea tan fácil como encender la tele. Pones una tarjeta de memoria, seleccionas e imprimes", señala Carmen Rodríguez, jefa de márketing de consumo de

Epson Ibérica.

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"Es un concepto nuevo, que todavía se está introduciendo", apunta Marta Baches, category manager de HP. Las ventas de este tipo de impresoras, que permiten recibir fotos de la tarjeta o desde el teléfono móvil gracias al protocolo Bluetooth, son todavía sensiblemente inferiores a las de las impresoras fotográficas clásicas, aquellas más grandes pero que imprimen también otro tipo de documentos, en formatos mayores. Otra categoría, la de equipos multifunción (aquellos que son también escáner y fotocopiadora) más sencillos, ha mejorado bastante sus prestaciones fotográficas. También las conexiones han cambiado y el tradicional puerto de impresora ha dejado paso al USB. Por ello, tampoco se incluye el cable.