Inmaculada Fernández profundizó en su tesis en una línea de investigación que hace años había iniciado Isabel Cuadrado, la directora de su trabajo. Hace años que empezó a investigar cómo influye la comunicación no verbal en los profesores de Primaria. Ahora, su alumna se ha centrado en Secundaria, ha ampliado el estudio a los alumnos y también ha tenido en cuenta la comunicación verbal. "Analizábamos qué hacían los profesores y cómo lo hacían pero también si eran conscientes de lo que hacían", dice Fernández.

Para ello seleccionaron a seis docentes que impartían la asignatura de Lengua y Literatura en seis centros de la región. Instalaron tres cámaras en sus aulas, dos fijas que grababan a los alumnos y otra que manejaba la autora de la tesis en la que recogía al profesor. Grabaron unas 15 sesiones en cada centro ya que las primeras se descartaron hasta que docentes y alumnos se acostumbraron a las cámaras. Tras analizar las imágenes y transcurridos seis meses, se hizo una entrevista a los profesores que tres meses más tarde realizaron otro cuestionario.

A qué conclusiones han llegado tras analizar ese material?

--Los resultados nos dan que los profesores son conscientes en poca medida de algunos de los recursos verbales que empleaban. Y que son totalmente inconscientes de los comportamientos no verbales que utilizaban. Los políticos miden cada gesto que hacen, algo para lo que se entrenan. Creemos que los profesores, al igual que los políticos, también deberían formarse en este tipo de habilidades ya que están en un aula con adolescentes, que además son muy susceptibles a cualquier mensaje que se les lance. Los profesores, por ejemplo, saben que mueven las manos pero no son conscientes ni del cuándo ni del por qué lo hacen.

¿Cree que un buen profesor necesita dominar la comunicación no verbal?

--Es prioritario. Entre las conclusiones también obteníamos que los años de experiencia no intervienen. Es decir, no a mayor experiencia uno es más experto para comunicarse de forma no verbal con el aula.

Pero la experiencia dará una serie de trucos para enfrentarse mejor a los alumnos.

--Lo que se hace con los años es rutinizar tus comportamientos. Sabes lo que te sirve cuando te pones delante de los alumnos y lo que no, aunque no sabes muy bien por qué.

Entonces, ¿más que de años de experiencia se trata de una característica personal de determinados profesores?

--No es tanto una característica de la personalidad, porque cuando entras en el aula haces un poco de teatro. Es la concepción que tienes del proceso de enseñanza y aprendizaje. Por ejemplo, algunos profesores nos decían que su labor era explicar y la obligación del alumno atender. Sin embargo, había otros que decían que aquello había que vivirlo, que eso era como un teatro y que tú tenías que estar pendiente de tu público. Como tú concibas el proceso de enseñanza y aprendizaje, eso va a determinar tu comportamiento en el aula.

¿Y eso influía en el éxito de los alumnos?

--Sí, además también hablamos con los alumnos. Dentro de nuestra muestra cogimos a profesores con mucha experiencia en Secundaria, otros que estaban en Primaria y luego pasaron a Secundaria y profesores noveles --que hace cuatro o cinco años que han entrado--. Comprobamos que aquellos profesores que necesitan estar pendientes a las demandas de los alumnos y que no solo ellos son los poseedores de conocimiento, son con los que los alumnos tenían mejores calificaciones y con los que los alumnos se sentían cómodos e implicados en el proceso de aprendizaje.

Es que un profesor puede tener muchos conocimientos pero no hallar el modo de transmitírselos a sus alumnos

--Sobre todo con adolescentes, primeramente tienes que ganarte su confianza y su complicidad. Y eso lo haces a través de comportamientos no verbales, con sonrisas, con aproximarte a ellos, con no marcar una serie de distancias... así ellos tienen predisposición a trabajar contigo y, al contrario, si te muestras excesivamente serio. Cuidando pequeños detalles te ganas la confianza de tus alumnos. Y después, mientras más consciente seas de las repercusiones que tiene tu comportamiento en los demás, mejor puedes adaptarlo a cada momento y a cada tipo de alumno.

¿Y cómo afecta la respuesta de los alumnos a la actitud de los profesores?

-Los profesores modifican sus explicaciones en función del tipo de alumno. Cuando un alumno tiene un ritmo de aprendizaje más lento un profesor utiliza más comportamientos no verbales, gesticula y repite más las ideas y multiplican el número de resúmenes. También recurren más a ejemplos de la vida cotidiana. Y hemos comprobado que los profesores solo recurren a ello cuando detectan dificultades de aprendizaje.