Nada menos que 1.070 páginas tiene Juegos sagrados (Mondadori), el novelón del indio Vikram Chandra. La semana pasada, en Barcelona, animó a los lectores a vencer el pánico y entrar en la historia cruzada del detective Sartaj Singh y del mafioso Ganesh Gaitonde, con Bombay como telón de fondo. "Es una aceptable novela policíaca, créanme", bromeó. La avalan los ocho años invertidos en ella, el interés de una productora por llevarla al celuloide y el entusiasmo de Salman Rushdie, que aprovecha cualquier ocasión para decir que le envidia profundamente. Si estas tres razones no bastan, aquí va otra, le llaman el Dickens de Bombay.