Mao dejó morir de hambre a 70 millones de chinos en tiempo de paz mientras vendía excedentes de comida a los rusos para conseguir armamento nuclear. Era un amante de la violencia, sin atisbo alguno de compasión, y además, en lo que respecta a higiene personal, era de lo más sucio. Estos son algunos de los rasgos de Mao. La historia desconocida (Taurus), minucioso retrato que Jung Chang --autora de Cisnes salvajes -- y su marido, Jon Halliday, han construido del líder comunista.

A lo largo de casi 800 páginas la pareja descubre la cara oculta del Gran Timonel, que tiranizó China desde 1949 hasta 1976.

"Hitler y Stalin, que causaron menos víctimas, han sido repudiados por sus países pero 30 años después de su muerte China sigue reverenciando a Mao", lamenta Chang. Ella y su esposo han dedicado una década a este proyecto para el que concertaron más de 300 entrevistas, casi la mitad de las cuales se realizaron a personas que conocieron al dirigente comunista, como su hija y su nuera, as» como al dalái lama, los expresidentes norteamericanos Gerald Ford y George Bush y a Henry Kissinger. Precisamente el secretario de Estado de Richard Nixon ha lamentado que la obra dé una imagen demasiado dura del gobernante: "¿Qué tipo de moralidad tiene un hombre que a n rinde homenaje a un hombre cuya política militar provoca la muerte de millones de personas?", se pregunta Chang.

Halliday tuvo acceso a archivos desclasificados de la URSS que revelan que Stalin tuvo un papel clave a la hora de ungir y mantener a Mao al frente del Partido Comunista China: "Mao era un estalinista. Stalin forzó la elección de Mao y armó al Ejército Rojo. Ambos compartían una gran tenacidad y una falta de limitaciones morales".

HOMBRE SUCIO

Chang recuerda que Mao dejó morir a su segunda esposa, "el amor de su vida", secuestrada por Chiang Kai-shek: "El podría haberla salvado fácilmente moviendo el dedo meñique de su mano pero no lo hizo". Su tercera esposa le dio muchos hijos, la mayoría de los cuales fueron abandonados y murieron: "Mao sentía total indiferencia por ellos". Durante un cuarto de siglo no se bañó --se conformaba con pasarse una toalla húmeda-- y nunca se cepillaba sus dientes ennegrecidos.

La ensayista logró saltar a la fama en el año 1991 con Cisnes salvajes , novela que componía un duro fresco de la sociedad china a través de tres generaciones de mujeres. Hija de cuadros dirigentes del PCCh, la autora vio durante su infancia cómo el partido castigaba a toda la familia por la oposición de su padre a la Revolución Cultural: "Mi padre fue torturado y deportado a un campo de concentración, donde murió. Mi madre, que se negó a denunciarle, pasó por más de 100 reuniones de denuncia en la que la torturaban e humillaban ante una muchedumbre que la insultaba".

La escritora se encuentra en estos momentos ultimando la traducción al mandarín de la obra con la que espera que "la gente en China sepa cómo era el hombre que creó su régimen".