En diciembre del 2004, el mismísimo presidente francés, Jacques Chirac, invitó a Ron Howard y Brian Grazer, director y productor de El código Da Vinci respectivamente, al palacio del Elíseo. Chirac se ofreció a mediar si los cineastas tenían algún problema para rodar en el Louvre de París --el museo es un escenario clave en la trama-- y después quiso influir pidiendo el papel de la protagonista femenina para una actriz amiga de su hija, además de un aumento de cachet para el actor francés Jean Reno. La anécdota, desvelada por Howard en el semanario Newsweek, es un reflejo de la esfera en la que se mueve todo lo que envuelve El código Da Vinci . La película se estrena hoy en todo el mundo. En España despega en 750 salas.

EL AVAL DE UN SUPERVENTAS

Finalmente, el equipo se convirtió en uno de los privilegiados que consiguió rodar una semana en el Louvre, a razón de 150.000 euros diarios; Audrey Tautou (Amelie ) consiguió el papel de la criptógrafa Sophie Neveu desbancando a tres actrices oscarizadas y a un elenco de colegas francesas, y Reno cobró lo acordado previamente.

El best-seller de Dan Brown en el que se basa la película ha sido vilipendiado por los críticos, que lo califican de literatura de usar y tirar, y por grupos católicos, que se sienten insultados por la posibilidad de que Jesús pudo casarse con María Magdalena y engendrar una hija que dio origen a un linaje de reyes. Y mucho más porque se sugiera que la Iglesia mataría para guardar el secreto. Sin embargo, el libro no se ha movido de las listas de más vendidos con unos 50 millones de ejemplares en todo el mundo desde marzo del 2003 y ha sido traducido a 44 idiomas, según la web del autor. Umbriel, del grupo Urano, que publica la obra en castellano, da datos más modestos aunque contundentes: 35 millones de libros impresos y 4,5 en España desde abril del mismo año.

La editorial se planteó lanzar el formato de bolsillo, pero se retrasa hasta septiembre. "Cuando nos parece que ya no puede quedar nadie que no haya leído El Código da Vinci , resulta que se sigue vendiendo como el primer día, explican desde Umbriel. Por eso el equipo de la película, bendecido por Brown, no se ha planteado limar aristas. Los grupos religiosos de oposición están proporcionando publicidad extra.

A LA CAZA DE LA HISTORIA

Divinidades femeninas, códigos cifrados en los cuadros de Leonardo da Vinci, una mafia eclesiástica y asesinatos. La historia gustó enseguida en Hollywood, donde se inició una puja por los derechos. El ganador fue el productor John Calley, que hizo valer su amistad con el abogado de Brown, Michael Rudell, y los logró para Sony por 6 millones de dólares. A sumar,125 millones más para la producción. La idea es recuperarlos con creces.

En cuanto al libro, la visión comercial de Brown, un aficionado a la criptografía hijo de un matemático y de una compositora de música sacra, se evidenció desde el principio. Igual que le ocurrió a J.K. Rowling con la primera entrega de Harry Potter, varios editores rechazaron la historia de Brown. Umbriel compró baratos los derechos. El éxito llegó gracias al boca-oreja y a un juego on line creado por el escritor sobre el gran enigma de la novela, el paradero del Santo Grial. Esta web interactiva, una técnica de márketing habitual en el cine pero casi inédita en libros, contabiliza cuatro millones de visitas sólo en su versión en castellano.

GANANCIA DE PESCADORES

El código Da Vinci desprende olor a dinero. Incluso el Opus Dei, que sale bastante mal parado, está decidido a aprovechar el tirón para darse a conocer. Pelillos a la mar, Doubleday, la editorial del libro en inglés, prepara el relanzamiento de Camino, testamento vital del fundador del Opus, Escrivá de Balaguer.

Los senderos se cruzan y la presentación de la película en el festival de Cannes, el pasado miércoles, coincidió con el aniversario de la beatificación de Escrivá. También ha rebotado el beneficio en los escritores Michael Baigent y Richard Leigh, autores de una obra de no ficción, The Holy Blood and The Holy Grail , que en 1982 proponía que Maria Magdalena fue la esposa de Jesús y que como madre de su hija se convirtió ella misma en el Santo Grial, en depositaria de la sangre de Cristo. Los autores acusaron de plagio a Brown, dejando el estreno del filme en el aire por un tiempo. Perdieron, pero reeditaron su obra en inglés 20 años después y debutaron en castellano como El enigma sagrado (Martínez Roca). Brown nunca ha escondido que su historia recoge teorías antiguas y las entrelaza con elementos ficticios y reales. Cinco miembros del Opus Dei le asesoraron sobre los hábitos de la Obra. Su esposa, pintora, sobre arte. Las localizaciones de la trama son reales. Para la promoción del filme, el reparto las recorrió en tren, pasando a través del Canal de la Mancha por Francia e Inglaterra. Con el estreno, agencias de turismo de los dos países, y de Escocia, ofrecen rutas conjuntas y han organizado un concurso cuyo ganador recorrerá los escenarios de esta obra.