Se llamaba Asha Ibrahim tenía 35 años y ha sido apedreada hasta morir en Somalia porque estaba acusada de adulterio. La nueva barbarie ocurrió en la ciudad sureña somalí de Kismayo, donde fue encontrada culpable de adulterio por un tribunal de la milicia integrista islámica de Al Shabab, que ocupa buena parte del país. Además, durante la lapidación, en el campo de fútbol, algunos familiares de Asha Ibrahim, protestaron, lo que provocó que los integristas dispararan contra ellos y matarán a un niño.