Hay un antes y un después en la vida de Oscar Wilde marcado por una minúscula tarjeta de visita. En ella, el padre de su amante, lord Alfred Douglas, Bosie , le tilda de sodomita, es decir de homosexual. Para defenderse de esa acusación, penada a finales del XIX por la justicia británica, Wilde llevó ante el juez al marqués de Queensberry, un tipo bastante brutal que pasó a la historia, entre otras cosas, por establecer las reglas del boxeo. El autor de El retrato de Dorian Gray , es sabido, perdió ese juicio y dos más que lo condujeron a la cárcel y a vivir sus últimos años, alejado de su familia, una existencia miserable. Los hijos de Wilde, Vyvyan y Ciril --este último murió en la primera guerra mundial--, adoptaron el apellido de soltera de la madre, Holland, para esconder la vergüenza frente al escándalo.

Merlin Holland, hijo de Vyvyan (Londres, 1945), no puede negar que es el nieto de Wilde. En un salto genético de más de un siglo, lleva los rasgos de su abuelo, a quien nunca llegó a conocer, impresos en la cara: "Cuando tenía 20 años no me parecía en absoluto. Ha sido la cocina y los buenos vinos los que nos han acercado", dice, risueño.

Holland, biógrafo y editor de la correspondencia de Wilde, descubrió en el 2000, centenario de la muerte del autor, la transcripción literal íntegra del primero de los juicios, un texto perdido hasta el momento que ahora, bajo el título de El marqués y el sodomita , publica Global Rhythm. "En 1912 se hizo una edición de los tres juicios en un texto muy condensado. No sé de dónde se sacó el material, quizá de alguna transcripción perdida como ésta y bastante material periodístico de la época, teñido de sensacionalismo".

LA PROPIA FOSA

El Wilde que asoma a estas páginas es menos arrogante y mucho más humano que en los textos biográficos que describen ese momento. "Es curioso, los diarios ingleses solo se preocupaban por lo que de escandaloso podría haber en este texto. En Francia, Alemania y España me hablan de lo emocionante que supone su defensa de la literatura en el estrado". ¿Era consciente Wilde de que acusando al marqués cavaba su propia fosa y se convertía en un mártir de la homosexualidad? ¿Y si lo era, por qué lo hizo?

Su nieto apunta varias razones: la arrogancia que le daba su éxito literario, el querer congraciarse con su amante que odiaba a su padre y, ¿por qué no?, armar una fenomenal obra de teatro --el acta ahora publicada no deja de ser eso-- con un final que solo el destino pudiera escribir. "No creo que quisiera convertirse en un icono, por lo menos no conscientemente y no al principio. Pero llega a este convencimiento cuando en el segundo y en el tercer juicio intuye que no va a ganar. Sabe que aquello acabará mal y se da cuenta de que tiene que hacerlo con estilo. Es entonces cuando da un discurso muy famoso, en el que habla del amor que no puede decir su nombre, es decir el amor homosexual, y todo el mundo en la sala le aplaude".

Pero eso fue solo ante el tribunal. El último brillo antes de la caída que para el nieto tiene visos de tragedia griega. La vida para los Holland también fue dura. Merlin recuerda a su padre, que le tuvo ya mayor, y se vio obligado a enfrentarse a perder a su padre dos veces: "Cuando murió su madre, los parientes que le acogieron le mintieron, dijeron que Oscar Wilde había muerto, cuando no era así. Más tarde, el director del colegio donde estudiaba le informó de que había fallecido, esta vez de verdad, en Francia".

LA HOMOFOBIA

En 1961, Vyvyan Holland hizo leer a su hijo su libro de memorias, Hijo de Oscar Wilde cuando Merlin tenía 15 años: "Yo sabía que mi abuelo era escritor, pero desconocía su homosexualidad y para mí fue como perder la inocencia. Por suerte, mi madre, que era una australiana sin prejuicios, ayudó a mi padre a enfrentarse a ese secreto y a su dolor acumulado". De ahí que el heterosexual Merlin Holland dedique buena parte de sus esfuerzos a luchar contra la homofobia que dio al traste con su familia. "¿Por qué no he recuperado mi apellido? Es una forma de acusación permanente a la moral victoriana, pero sobre todo es que soy más el hijo de mi padre que el nieto de mi abuelo".