En julio del 2006, el equipo de Yamanka en la Universidad de Kioto publicó también en la revista Cell los primeros resultados --con ratones-- de la investigación que ahora ha culminado --con humanos--. Insertando cuatro genes en células extraídas de la piel de la espalda de los roedores, estas se convertían en células madre similares a las embrionarias. Poco después, los mismos investigadores japoneses demostraron que esas células también podían transformarse en diferentes tejidos.

Con esta innovación en la investigación genética, los científicos consideran que han abierto un camino de grandes implicaciones terapéuticas.