Verbal y autoconsciente, Almodóvar se explica a sí mismo mejor que nadie. He aquí seis confesiones que nos ayudan a entender el cine del más aclamado de nuestros cineastas tanto dentro como fuera de nustras fronteras.

CONFESION NUMERO 1

"Yo creo que soy uno de los hombres menos machistas del mundo, más auténticamente feministas (...) Defiendo a las mujeres, pero no creo que sean unos arcángeles". Como Cukor, Almodóvar es un cineasta marcado por el misterio de la complicidad femenina. Por la fuerza de la maternidad, por el poder de su locura de amor, por su fe en la pasión. En sus películas, los hombres no son más que títeres, ausencias o signos de opresión: habrá que esperar hasta una película de madurez, Hable con ella, para encontrar en su obra a dos personajes masculinos que han asumido su lado femenino, su capacidad para llorar reflejados en un espejo de dolor común.

CONFESION NUMERO 2

"Como mis personajes, Madrid es un espacio gastado al que no le basta tener un pasado porque el futuro le sigue excitando". Almodóvar no tiene ningún pudor en confesarlo: él es un cineasta de provincias. Nació en La Mancha en 1949 y se crió en Extremadura, para luego trasladarse a un Madrid convulso, frívolo y caleidoscópico que supondría un giro radical a su vida. Cuna de la Movida, la ciudad es, para Almodóvar, un crisol de culturas que se gritan y comprenden entre sí, un espacio que une pisos en barrios proletarios y terrazas imposibles al borde de Callao en un democrático laberinto de pasiones subterráneas.

CONFESION NUMERO 3

"El mundo del ama de casa me divierte y me horroriza al mismo tiempo, porque es monstruoso en su alienación". Volver es una prolongación de ¿Qué he hecho para merecer esto? . En ellas, el ama de casa es la heroína, la patrona de un mundo surrealista que, en sus manos, se convierte en comedia de costumbres, o en ese triste y delirante melodrama que se llama vida. La lucha diaria se desarrolla entre las cuatro paredes de la cocina, en la necesidad de llegar a fin de mes manteniendo la cabeza bien alta.

CONFESION NUMERO 4

"No hay chantaje más cruel y más eficaz que el que te hace la familia. Es la que controla tus entrañas". Almodóvar ha creado una familia disfuncional que se compone de unos cuantos rostros inconfundibles (Carmen Maura, Victoria Abril, Marisa Paredes, Penélope Cruz y el resto de chicas Almodóvar) y fieles colaboradores (su hermano Agustín en la producción; Alberto Iglesias en la música; José Salcedo en el montaje).

CONFESION NUMERO 5

"Fassbinder y yo no tenemos nada en común (...) En él hay una desesperación suicida que en mí no existe". Para un cineasta que cree que la alta comedia tiene elementos de cine de terror, es difícil hablar de pureza de géneros. Por eso la relación de Fassbinder con Almodóvar es superficial: en uno el humor es árido y distanciador, en el otro es lúdico y transgresor. Hitchcock, Sirk y Billy Wilder --y tal vez Berlanga, Buñuel y algunos de los grandes maestros de la comedia italiana, estilo Monicelli o Comencini-- se acercan más al ideario creativo de este cineasta.

CONFESION NUMERO 6

"Los muertos no mueren nunca. El infierno, el cielo y el purgatorio somos nosotros". Desde el accidente mortal de Todo sobre mi madre ; desde la ausencia de Paquita Caballero, su madre; la sombra de la muerte sobrevuela a Almodóvar, cada vez menos cómico en su modo de acercarse a su creación (La mala educación ), cada vez más adulto en su modo de acercarse a la vida, ese misterio insondable.