La tendencia natural de los hermanos Bobby y Peter Farrelly es hacerse cada vez más sobrios en el plano visual y en el concepto de comedia, sin limar por ello los tintes amargos y negros que presiden en general sus películas.

Tanto ésta, Pegado a ti , sobre la relación entre dos hermanos siameses, como la anterior, Amor ciego , cuyo protagonista veía a una joven de orondas y gruesas carnes como si fuera una espigada muchacha, ahondan en los aspectos más sombríos de las historias propuestas. La carencia de gags tan resultones y recordados como los de Dos tontos muy tontos , Algo pasa con Mary y Yo, yo mismo e Irene , acentúan, si cabe, el nuevo tono que ha ido adquiriendo la obra de estos apóstoles de lo políticamente incorrecto.

En Pegado a ti ya no hay espacio para la escatología, el chiste a lo Jim Carrey y el humor grosero. Más medida, sin tantos momentos cumbre (lo que puede provocar cierta insatisfacción en quienes esperen encontrar un nuevo catálogo de situaciones ingeniosas como las de Algo pasa con Mary ), la última cinta de los Farrelly parece tener muy en cuenta a Tod Browning para recrear el espinoso tema de la anormalidad. Pero a diferencia de los personajes de La parada de los monstruos , los siameses de Pegado a ti no hacen vida de gueto. Uno de ellos, el que encarna Greg Kinnear, quiere triunfar como actor.

Ni cortos ni perezosos, él y su hermano, cosido por los caprichos de la naturaleza a su costado (Matt Damon), dejan su pequeño pueblo para instalarse en Hollywood.

Pegado a ti compone una serie de situaciones anómalas como si fueran las más normales del mundo. No olvida las dificultades de los siameses en un mundo no pensado para ellos, pero apuesta siempre por un curioso y honesto proceso de integración.

La película posee, además, el saludable carácter autoparódico de las intervenciones de Cher, Meryl Streep y Griffin Dune interpretándose a sí mismos.