José Manuel Caballero Bonald, poeta, narrador y ensayista desobediente, además de flamencólogo de corazón, fue premiado el pasado jueves por el Ministerio de Cultura con el Premio Nacional de las Letras españolas, el galardón más importante tras el Miguel de Cervantes, que reconoce el conjunto de una obra literaria escrita en cualquiera de las lenguas de España.

Este premio, dotado con 30.000 euros, se suma a una larga lista de galardones lograda por Caballero Bonald en su prolífica e intensa carrera literaria. Entre los más destacados se encuentran dos premios de la Crítica como poeta, y uno como novelista por Agata ojos de gato .

Este gaditano que acaba de cumplir los 79 años y está disfrutando de la buena acogida que ha tenido su último libro de poemas, Manual de infractores (Seix Barral), comentaba ayer con cierta ironía que estaba "muy satisfecho" por el galardón en lo que supone de reconocimiento a su obra, pero que "llega un poco tarde porque una ha vivido ya tanto que ve las cosas desde muy lejos". "Lo esperaba desde hace tiempo y pensaba que ya era hora", explicó.

PASION POR EL FLAMENCO

En todo caso, reconoció que el premio que más le había emocionado fue el de hijo predilecto de Andalucía, su tierra, a la que ha dedicado numerosas obras, sobre todo, ensayos. De ahí también su gran afición al flamenco al que dedicó el ensayo Luces y sombras en el año 1975 y el álbum Archivo del cante , de seis discos y un estudio que obtuvo el Premio Nacional del Disco en 1970.

Caballero Bonald nació en Jerez, en la misma calle donde se encuentra ubicada ahora la fundación que lleva su nombre, de padre cubano con antecedentes santanderinos, y madre perteneciente a una rama de la familia del francés vizconde Bonald, que se instaló en Andalucía a mediados del siglo XIX. Con estos antecedentes familiares, no es de extrañar que siempre se haya mostrado partidario del mestizaje. Sus primeras lecturas tienen como autores destacados a Jack London, Roberts Stevenson, Emilio Salgari y Espronceda.

Gran amante del mar, Caballero Bonald se considera un rebelde por naturaleza. Literariamente es miembro de la llamada Generación de los 50 , formada por destacados poetas --José Angel Valente, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, Francisco Brines y Angel González-- que hicieron de sus versos, de marcado realismo social, un arma de lucha contra el régimen franquista.

"Hacíamos una poesía de desobedientes y teníamos una estimable tendencia al consumo de bebidas alcohólicas", asegura el premiado cuando se refiere a aquel grupo de jóvenes rebeldes en el que también se inscriben Ignacio Aldecoa y Rafael Sánchez Ferlosio. De esa época son libros como Las adivinaciones , Memorias de poco tiempo , Anteo y Las horas muertas .

Al recordar ahora aquella etapa, Caballero Bonald destaca que siempre ha procurado interpretar la vida "a través de una prosa cuidada o de un verso con esmero estilístico, junto a una profundización e indagación en el lenguaje para conseguir aproximar la idea a la escritura". Como interesado en el lenguaje --trabajó cinco años en el seminario de lexicografía de la Real Academia Española--, ha impartido cursos en diversas universidades extranjeras y ha sido habitual de simposios literarios. Ha adaptado a los clásicos del teatro español y ha escrito dos volúmenes de memorias, Tiempo de guerras perdidas (1995) y La costumbre de vivir (2001).