La salida en EEUU de ´2666´, la novela póstuma de Roberto Bolaño, coincide en el tiempo con el ingreso del legado del escritor chileno en el impresionante catálogo de Andrew Wylie, el más odiado, el Darth Vader de los agentes literarios, que tiene en su haber la gestión de los derechos de Borges, Nabokov, Saul Bellow, Philip Roth y Martin Amis. Como anunció en la pasada Feria de Fráncfort, ´El Chacal´, así conocido por sus hábitos predadores, viajó la semana pasada a Barcelona para visitar a Carolina López, la viuda del autor de ´Los detectives salvajes´, y a Jorge Herralde, el editor que forjó su encumbramiento. Las obras de Bolaño han dado el paso de la exquisita pero pequeña editorial New Directions, "donde contaba con un excelente traductor, Chris Andrews, capaz de trasladar al inglés la textura de su prosa", dice la autora mexicana Carmen Boullosa y profesora de la City University de Nueva York, a la más poderosa, sin abandonar la voluntad literaria, Farrar, Straus & Giroux. Wylie, dice Boullosa, llevará al autor a Hollywood y hará que sea traducido a mayor escala. "Si la máquina funciona, lo convertirá en un fenómeno pop". Pero, "de momento, no he visto a nadie leyéndole en el metro y esa es la prueba de que se ha adquirido un público amplio".