Las gafas de sol de Cate Blanchett chispeaban ante el reflejo de cientos de flases disparados por la marabunta de fotógrafos que congregó el pasado 18 de mayo en Cannes el esperado estreno de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal . Aplausos, saltos, gritos eufóricos --y también pisotones, empujones, tropezones, caídas, puntapiés y codazos-- acompañaron a la avalancha de cámaras y periodistas que buscaban un hueco para no perderse la llegada de Harrison Ford. La situación casi se desborda cuando el protagonista apareció por el pasillo que accede a la sala de prensa arropado por la actriz australiana, el director Steven Spielberg y el productor George Lucas. Les seguían, un poco asustados, Karen Allen, Ray Winstone, Jim Broadbent y John Hurt.

En contadísimas ocasiones, el público del festival de Cannes se anima a hacer palmas y a entonar la melodía de una película antes de que comience el pase. La cuarta entrega llega 19 años después de Indiana Jones y la última cruzada , sin duda, la más venerada. El colosal Gran Thé tre Lumière ya estaba repleto 45 minutos antes de la hora prevista. Cuando esto ocurre, el pronóstico no falla: el taquillazo está asegurado. Al menos, el 22 de mayo, el pasado jueves, día en que llegó a las salas. Poco importa que al finalizar la proyección los aplausos no sean tan entusiastas y que las últimas secuencias resulten demasiado cursis. Indiana Jones está por encima; supera, incluso, a sus propios creadores.

ESENCIA INTACTA

Las hazañas del intrépido arqueólogo con látigo, sombrero y cazadora de cuero nacieron en 1984 de la máquina de escribir compartida por William Huyck y Gloria Katz. Los guionistas han ido cambiando, pero la esencia del personaje se ha mantenido intacta. A los 65 años, Harrison Ford sigue dando vida a un aventurero apuesto, ágil, capaz de grandes habilidades físicas, que siempre se enfrenta a enemigos mucho más poderosos y fuertes, a los que vence por su valor, conocimientos y determinación. Ingenio e inteligencia, ante todo.

La acción ahora se sitúa en el año 1957, en plena guerra fría, por lo que los terribles nazis son sustituidos por agentes del KGB liderados por una cruel Irina Spalko (Blanchett) que buscan en Perú una calavera de cristal con silueta alienígena que, según la leyenda, es capaz de dominar la mente.

DENUNCIAS POLITICAS

Spielberg, durante años, se ha sentido torturado. "Las únicas películas que más me piden que haga son ET e Indiana Jones . Nadie menciona Inteligencia artificial ". El cineasta reconoció que Lucas tuvo que convencerle; que, de entrada, él no lo veía claro, y que tuvo que aguardar años hasta encontrar una "buena" historia. "Ahora prefiero las películas con significado". No en vano, en esta nueva entrega aparecen denuncias políticas, como el diabólico mal que representan las armas nucleares o el daño que sufre la selva amazónica.

Harrison Ford consideró muy gratificante que su personaje siga despertando tanto interés, aunque en los diálogos del filme hay constantes bromas sobre su avanzada edad para tanta persecución y pelea. Sobre Spielberg todo fueron halagos: "Era un brillante director cuando era joven, hace 20 años, y hoy es incluso mejor. Nos une una relación muy especial, de enorme confianza", manifestó el actor. "Ahora que se ha muerto James Brown, la persona con mayor capacidad de proporcionar entretenimiento es Spielberg", agregó, entre risas, Ford.

El objetivo, según Lucas, era que la película volviera a resultar mágica sin usar la tecnología digital, para así dar total credibilidad y espectacularidad a las escenas de acción, lo más convincente de la trama. El productor dijo que preveía críticas por revivir a Indiana Jones, como sucedió con La guerra de las galaxias cuando estrenó Episodio I: La amenaza fantasma en 1999. "Cuando haces una película tan anhelada, la gente tiende a creer que va a ser peor, y no importa lo que les des porque van a salir decepcionados".