Nunca acepté la muerte porque nunca la he entendido, pero por primera vez creo que puedo mirarla sin miedo. Empiezo a hacerme a la idea de que existe". Pedro Almodóvar ha salido traspuesto de su particular viaje a la memoria. Más sereno y también más "blando y sensiblón".

En su 16º película, Almodóvar vuelve a los escenarios de su infancia e invoca a sus fantasmas en un aquelarre tragicómico de inequívoco gen manchego. Porque Volver es una historia de incontables regresos: en la ficción (la historia de la madre muerta que vuelve del otro mundo para atar algunos de los cabos que dejó sueltos en vida) y en la realidad, regresos separados por una línea delgada e imperceptible, como lo es la propia distancia que separa la vida de la muerte.

PRIMERA VUELTA

En Volver , Almodóvar regresa a La Mancha, la tierra donde vivió hasta los 8 años de edad. Es un feroz retorno a las raíces, a los recuerdos de infancia: el río, las mujeres lavando con jabón de aceite, la ropa tendida sobre la hierba. Recuerdos edénicos del niño Pedro sobre espigadoras que recibían la aurora trabajando en el campo mientras cantaban zarzuelas. Volver es, según Almodóvar, su filme "más estrictamente manchego": los modismos verbales, el culto a la muerte o el sentido solidario del vecindario así lo atestiguan.

SEGUNDA VUELTA

"Volver a La Mancha es siempre volver al seno materno", recuerda el cineasta. No es una figura retórica. La muerte de su madre en 1999 le afectó profundamente. Hoy, el recuerdo de doña Paquita Caballero impregna cada pliegue, cada rincón de Volver : "Durante la escritura del guión y el rodaje, mi madre estuvo siempre presente, muy cerca".

TERCERA VUELTA

Tras La mala educación , Almodóvar emprende viaje de vuelta a su universo predilecto: la mujer. El hombre de Volver es sucio y mezquino. La mujer, en su quíntuple representación, es fuerte y valiente. Mujeres abnegadas, mujeres solas, mujeres madres, mujeres hijas. La mujer como principio y final de todo. La mujer cosmogónica.

CUARTA VUELTA

Puede decirse, pues, que Volver es un regreso a la comedia. Comedida, eso sí: el elenco de actrices baña sus ojos en un eté- reo, casi perpetuo, estado lacrimal; la emoción a flor de piel. En un segundo, y con el embrujo de un soplo invisible, se echa- rán a reír con una credibilidad que encoge el estómago. Una frágil, fascinante frontera entre la risa y el llanto. El absurdo, acaso, de la vida y la muerte.

QUINTA VUELTA

Almodóvar llevaba 17 años sin trabajar con Carmen Maura. Pero es como si no hubiera pasado ni un instante desde Mujeres al borde.... "He vuelto a sentir esa complicidad sagrada con Carmen, esa maravillosa sensación de tener un instrumento perfectamente afinado en mis manos...".