El shar-pei, ese exótico perro de pelo corto y piel arrugada originario de China, se ha convertido en víctima de su propia estética. Su principal atractivo, las arrugas, predisponen a esta raza a ciertos problemas de salud, sobre todo dermatológicos y respiratorios. Un grupo de investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona, dirigido por Lluís Ferrer y Anna Bassols, publican dos trabajos en los que desvelan el origen genético de las arrugas de los perros shar-pei. Los apreciados pliegues se deben a la acumulación cutánea de una sustancia llamada ácido hialurónico --paradójicamente, uno de los ingredientes estrella de muchas cremas antiarrugas--.