No debe de haber muchos artistas que puedan arrasar un pabellón polideportivo con la única munición de un puñado de canciones folk nacidas hace más de un siglo. Bruce Springsteen es uno de ellos. Al frente de una trepidante banda de 17 músicos capaz de alternar el bullicio y la calma, la juerga y la plegaria, el Jefe prendió fuego al Palau Olímpic de Badalona en un recital para llevárselo a casa y ponerle un marco. Otro más, sí."¿Te gusta la música americana?", preguntaba el trío de Milwakee Violent Femmes en una de sus mejores canciones. Esta sí, podrían responder las más de 9.600 personas que abarrotaron la pista y las gradas del pabellón badalonés hace una semana. Y eso que la apuesta de Springsteen era de alto riesgo. We shall overcome. The Seeger sessions , su último disco, es una expedición a las fuentes de la música popular estadounidense en la que se cruzan historias de forajidos legendarios, baladas irlandesas del siglo XIX, espirituales negros de antes de la guerra de secesión, dixieland de Nueva Orleans, viejos himnos antibélicos y swing de Texas. Un menú de difícil digestión en manos de cualquier otro.

Secundado por unos músicos impecables, el héroe de New Jersey, pletórico de voz a sus 56 años, supo transformar, en la mejor tradición de la música americana, crudas viñetas de desolación y reproche en festivos himnos de júbilo y esperanza. Y lo hizo, doble mérito, sin traicionar el mensaje original de las canciones, lo que convirtió el recital en el de mayor carga política de cuantos ha ofrecido en Barcelona hasta la fecha. Resultó casi hasta entrañable que alguien del público gritara "¡comunista!" después de que el autor de Born in the USA presentara We shall overcome como una de las mejoras canciones de protesta política de todos los tiempos. También tuvo el Jefe palabras contundentes para denunciar la "corrupción" y la "política ineficaz" del Gobierno de George W. Bush justo antes de cantar How can a poor man stand such times and live? , una vieja canción protesta que Springsteen ha transformado en un duro alegato "inspirado en la tragedia de Nueva Orleans".

Springsteen interpretó casi al completo las canciones de su último disco (quedaron fuera Shenandoah y Froggie went-a-courtin ), algo que muy pocos músicos con una carrera tan larga a sus espaldas pueden permitirse sin defraudar al público, siempre ávido de hits. Hubo, eso sí, visitas a algunos de sus discos anteriores con versiones de Johnny 99 , de Adam raised a Cain , de If I should fall behind , o de Open all night .