El cruce de piernas de Sharon Stone en Instinto básico (1992) sirvió para inaugurar un género cinematográfico, el thriller erótico, y catapultar a la protagonista de la tórrida coreografía como mito sexual. La actriz podía haber sido engullida por esa etiqueta, pero lejos de esa imagen, la semana pasada demostró que, a sus 48 años, ha sabido envejecer mejor que sus películas.

"Quizá es porque nunca me ha considerado una musa erótica. Por eso decidí no repetir papeles similares", razonó durante la presentación de Instinto básico 2 , cinta que a partir del 31 de marzo volverá a mostrarla tan adicta al sexo y el riesgo como en la primera parte, donde Machael Duglas acabó con algún que otro problema de adicción según ha confesado él mismo.

Bella, elegante y cercana, la Stone pasó por Madrid dejando tras de sí la estela de glamour y magnetismo de las grandes estrellas. La actriz rió, lloró, firmó autógrafos, aceptó bromas y devolvió guiños sin llegar a perder la compostura de su monumental peinado. Interpelada a cuento de sus actuales armas de seducción, declaró: "He descubierto que para seducir no necesito ser fabulosa y espectacular, que puedo mostrarme como soy, tímida y tranquila". Obsequiada por sorpresa con una tarta por su reciente 48 cumpleaños, la actriz dejó escapar unas lágrimas, aceptó soplar las velas encantada y, tras meter el dedo en el pastel y relamerse, se entregó a un ataque de risa tonta que casi obligó a interrumpir la rueda de prensa.

Venía de París --donde se había declarado abiertamente a favor de la lucha de los estudiantes--, perseguida por el misterio que la acompaña. ¿Cuál es el secreto para mantener la belleza? "Me lo preguntan tanto que estoy pensando sacar un vídeo para contarlo. La clave está en mantener cierto equilibrio. No abuso del alcohol ni las drogas, aunque tampoco soy una santa, y si un día me excedo comiendo, al siguiente lo regulo. El secreto no es ponerte una crema, sino interiorizar el equilibrio", explicó. Lo cierto es que de las múltiples maneras que hay de sufrir el paso de 14 años por una vida, Sharon Stone atesora una de las más envidiables. La secuela de Instinto básico rescata a la sensual y voluptuosa actriz de la primera parte, desnudos parciales incluidos, hasta el punto de que algunos fotogramas de ambas cintas podrían intercambiarse sin que el espectador lo notase. Su voz contó, y mucho, a la hora de decidir las gotas de erotismo que debía contener su regreso al papel de Catherine Tramell. "Animé al director a incluir algunas escenas de sexo que había eliminado, porque ayudan a dar el tono tan especial de erotismo y terror de esta película", justificó.

En esta ocasión la trama transcurre en Londres. En una de las plantas altas de la torre Gherkin (el edificio hermano de la Torre Agbar de Barcelona) tiene su despacho el psiquiatra Andrew Glass (David Morrissey), quien, a semejanza de Michael Douglas en la primera parte, acabará haciendo de víctima propiciatoria y marioneta en manos de la insaciable Stone. Charlotte Rampling, Hugo Dancy y el exfutbolista del Liverpool Stan Collymore (en calidad de cameo) completan el reparto dirigido por Michael Caton-Jones (Vida de este chico). "Ponerme a las órdenes de un realizador diferente y rodar en Europa fueron dos razones que me animaron a hacer esta segunda parte", señaló.Esta vez no hay cruce de piernas con sorpresa ni malabares con la picadora de hielo, pero tanto la película como su protagonista aceptan el juego de las comparaciones. "Mi vida ha cambiado en 14 años. Después de ser madre y vencer una grave enfermedad, hoy siento más compasión y respeto por las personas que antes", concluyó.