Nada más leer el borrador de Harry Potter, el editor Barry Cunningham fue consciente de que tenía entre manos una bomba literaria. El tiempo le dio la razón y ahora nadie se atreve a dudar de su olfato. Una vez agotada la saga del mago, Cunninghan ya ha puesto los ojos en otra novela juvenil: Túneles , que narra las aventuras de un muchacho que encuentra todo un mundo en el subsuelo de Londres. El libro (editado por Puck en castellano) salió el pasado día 20 a la venta en España después de haber vendido 100.000 ejemplares en Inglaterra. "Cuando leí el manuscrito sentí algo especial. Hay pocos libros tan excepcionales", aseguró el editor en Londres.

Túneles ha sido escrito al alimón por dos amigos: los autores noveles Roderick Gordon y Brian Williams. Su historia no tiene desperdicio. Gordon tenía un trabajo que odiaba: experto financiero en la City londinense. En el 2001 le echaron, pero el despido se convirtió en su tabla de salvación porque comenzó a quedar con más frecuencia con su amigo Williams, al que había conocido en la facultad en los años 80. "Nos pasábamos todo el tiempo en el bar y se nos ocurrían muchas ideas", comentó Gordon. Un buen día, las ideas pasaron al papel y se convirtieron en una especie de guión. Túneles empezaba a ver la luz.

Curiosamente, los dos amigos estaban obsesionados con los túneles. Williams, porque su padre fue minero.Y Gordon, porque un vecino le dijo que su casa estaba levantada sobre un laberinto subterráneo. "Cada uno teníamos media idea, así que las pusimos en común y nos pusimos a escribir", explicó Gordon. El proceso de creación duró tres años y se convirtió en una obsesión para los dos.

La pregunta resulta obvia: ¿se puede escribir a cuatro manos? La respuesta es sí. "Los dos nos sentamos y empezamos a lanzar ideas. Roderick, que es un genio de los ordenadores, pasa todos esos papeles a limpio. Después me manda una copia, yo hago las correcciones y se lo devuelvo. El paso final es leerlo en voz alta para ver cómo suenan los diálogos", afirma Williams. Ambos autores creen a pies juntillas que "cuando dos mentes trabajan juntas existe una tercera mente". Los dos autores pusieron tanto amor en la novela que terminaron editándosela ellos mismos. Hasta que llegó el editor Barry Cunningham, lo descubrió y lanzó una edición seria y profesional.