No existen referencias para comparar la voz de Teresa Salgueiro con algo palpable. Quizá por ello se ha extendido entre sus seguidores la creencia de que si pudiéramos escuchar la voz de los ángeles nos parecería que es la de ella. También que es la mejor definición de la saudade , ese sentimiento tan portugués que no tiene traducción al castellano y que implica un buen número de sensaciones enfrentadas. Teresa Salgueiro, el alma de esta formación portuguesa, transmitió todas esas sensaciones en cada una de las piezas que interpretó el pasado 8 de noviembre en el concierto que Madredeus dio en el Auditorio de Cáceres, un espectáculo patrocinado por la entidad Caja Duero.

En un perfecto portuñol , la cantante recordó ese escenario del auditorio que el conjunto luso estrenó hace unos años. Gran memoria la de Salgueiro teniendo en cuenta que el calendario de Madredeus está repleto de citas por medio mundo. En la biografía del grupo es una constante las giras por Europa, Japón, Brasil o Estados Unidos. Sus discos, ya tienen ocho álbumes, están editados en una veintena de países. En el último, Electrónico , someten su música a los más diversos experimentos de remezcla y recreación por parte de distintos exponentes de la música electrónica europea. Pero en Cáceres presentaron Movimento (2001) en un concierto que se prolongó durante más de horas y que empezó con una puntualidad exquisita. Tampoco faltaron los temas que encubraron a estos exponentes de la música portuguesa.

Aunque cada vez que se habla de Madredeus la voz de Salgueiro eclipsa el buen hacer del resto de los componentes no hay que olvidar la calidad de estos músicos que también contribuyen, y mucho, a crear ese ambiente envolvente con el que Madredeus acuna a los espectadores.

INSUSTITUIBLE

No obstante, también es cierto que sin la presencia de cualquiera de ellos Madredeus seguiría siendo tan potente como ahora, aunque sin Teresa perdería su esencia. Prueba de ello fue la salida del grupo de Rodrigo Leao, la persona que junto a Pedro Ayres formó la popular banda en 1985. La frenética actividad del grupo, con salidas continuas a otros países hizo que Leao abandonara este proyecto para dedicarse a su carrera en solitario en el año 87. Desde entonces, en todos estos años Madredeus ha tenido más salidas y entradas de músicos, sorteando los momentos difíciles.

La incorporación de Teresa tuvo ese toque mágico que da la casualidad. A Pedro Ayres y Rodrigo Leao se unió Gabriel Gomes y Francisco Ribeiro (estos últimos dejaron Madredeus en el 96). El cuarteto buscaba una voz para el nuevo estilo en el que trabajaban. Transcurrido un año, Leao descubrió en una tasca del Barrio Alto lisboeta a una adolescente que de forma espontánea cantaba un fado junto a sus amigos. Se llamaba Teresa Salgueiro.