Las hogueras de San Antón calentaron ayer la fría noche de Navalvillar de Pela, donde un año más llenaron el recorrido de La Encamisá. Esta fiesta, de Interés Turístico Regional, logró reunir a cerca de mil jinetes y alrededor de 10.000 personas.

La carrera comenzó a las ocho de la tarde con el encabezamiento del tamborilero, un niño que, desde el 6 de enero, recorre día y tarde las calles de la carrera. Al grito de ¡Viva San Antón y Viva el Chiquirrinino!, comenzaron más de dos horas de fiesta en las que los jinetes y caballos, ataviados con sus mejores galas, rodearon el pueblo para recordar la leyenda que cuenta la victoria de los peleños contra los moros que pretendían invadir la localidad.

Las 200 arrobas de vino de pitarra que se bebieron sirvieron también para hacer entrar en calor a vecinos y visitantes, que acompañaron con los 12.000 biñuelos (nombre que le dan a los buñuelos) elaborados con aceite, harina y miel que se repartieron por el recorrido. Una muestra más de la hospitalidad peleña.

Al cierre de esta edición, los voluntarios intervinieron en 10 ocasiones para atender heridas y contusiones, aunque sola una fue derivada al hospital por luxación en un hombro.