Corría marzo de 2012 cuando José Sánchez Mauriño, apodado el Bizco, mató a tiros a tres personas en el club de alterne Tabarín, en la carretera Don Benito-Miajadas. Se dio a la fuga y días después era detenido en una espectacular operación en su propio domicilio del barrio del Noque. Luego era condenado a 43 años de cárcel. Nacía la crónica negra reciente en torno a los prostíbulos de Don Benito. En octubre de 2013 moría amordazado y golpeado Pepín Astillero, empresario de la localidad que, aunque no los regentaba, era el dueño de dos locales dedicados a la prostitución en la carretera Don Benito-Medellín. El cuerpo fue encontrado en las traseras de uno de estos locales llamado El Edén. Un crimen sobre el que aún hay muchos interrogantes por resolver. Ayer se escribía este último capítulo, por ahora, de una espiral de violencia que salpica a Don Benito, o al menos a ciertos ámbitos de Don Benito, con el asesinato del dueño de Zona Cero.