El pasado domingo, en la iglesia de San Francisco de Villanueva, se celebró un sencillo homenaje a un hombre humilde. Fue un tributo a una vida de constante entrega a los demás, que supo tener una vez más la respuesta masiva de los villanovenses.

Antonio Guisado Tapia, el párroco emérito de la iglesia de San Francisco, recibió el homenaje de la feligresía con motivo de la celebración de sus bodas de oro como sacerdote y de su jubilación, que le llega a sus 75 años.

Catorce sacerdotes

En concreto, se ofició una eucaristía de acción de gracias en la parroquia en la que participaron catorce sacerdotes, y que estuvo presidida por el vicario de la diócesis de Mérida-Badajoz.

El templo estuvo a rebosar y, como no podía ser de otra forma, en el mismo sonaron los acordes de la Coral Villanovense que también, durante más de cincuenta años, lleva dirigiendo Guisado. Posteriormente, al acto siguió con una comida a la que asistieron unas 500 personas.

A pesar de su jubilación, éste advierte que no dejará la labor diaria que ha venido desarrollando en la parroquia: "Mientras tenga fuerzas, seguiré ayudando en lo que pueda", dijo.