La inestabilidad del tiempo ha sido la protagonista en este pasado puente en las festividades en honor a la Virgen de las Cruces, en Don Benito, y la del Pilar, en Villanueva. No obstante, los dos acontecimientos principales de Don Benito, la ofrenda y la despedida de la patrona, pudieron lucirse gracias a sendos claros abiertos en el cielo.

Decenas de niños y niñas acompañados por mayores se dieron cita en la ofrenda en la plaza de España dombenitense. Los nubarrones dieron paso a un sol espléndido y al desfile de los pequeños por el escenario instalado a pie de la iglesia de Santiago, donde depositaron sus ramitos de flores y alimentos para Cáritas.

La Virgen de las Cruces regresó ayer a su ermita. Aunque el paso iba precedido de una cabina preparada en un remolque para cobijar a la patrona por si llovía, no hizo falta utilizarla. El chaparrón que cayó en torno a las ocho de la mañana hizo temer lo peor, pero los nubarrones dieron paso a un gran claro que acompañó a la Virgen hasta llegar a su ermita.

La Virgen de las Cruces salió de Santiago con algo de retraso. Las mujeres levantaron, brazos en alto, a la patrona, dando el relevo a continuación a un grupo de hombres, que iniciaron el recorrido hacia la salida. Una gran masa humana escoltaba el paso, mientras se entonaban los cánticos habituales.

En Villanueva

El tiempo inestable también fue protagonista en las fiestas del barrio del Pilar de Villanueva. Aguaceros y rayos de sol compitieron en intensidad. La carpa instalada en las fiestas fue sido fundamental para el desarrollo de diversos concursos y para cobijar a los vecinos cuando apretaba la lluvia.

El cielo en la procesión fue ejemplo de esa inestabilidad. Minutos antes de salir la Virgen del Pilar a la calle llovía y apenas instantes después salía el sol. La banda municipal, que se había refugiado para que no se dañasen los instrumentos, volvía a todo correr al punto de salida. Y, tras iniciarse la procesión en un claro, un poco después otro chubasco.