Muy a su pesar, el aeropuerto de Amsterdam, Schiphol, se ha convertido desde el pasado 1 de julio en el más caro de Europa. A las tasas que ya cobraba por embarcar y despegar (24,93 euros), el Gobierno holandés le acaba de añadir una tasa ecológica de 11,25 euros para vuelos europeos y 45 euros para vuelos más largos. Amsterdam, que es una gran hub de vuelos a Estados Unidos y Oriente, espera perder mercado.