"Masajeee", gritaba una mujer en la playa. Insistía e insistía, despertaba a una joven y no callaba hasta que dos turistas la reclamaban. "Refrescooos", seguía un joven, pero su grito quedaba silenciado por el rugido de un radiocasete. La playa era todo menos esa imagen idílica de relax con la que se asocia un día de playa. Por si fuera poco, un perro persiguiendo a una paloma salpicaba a dos jóvenes que se indignaban con su dueño. ¿Hay normas para comportarse en la playa? Según los bañistas, hay sentido común. Aquí va un decálogo de normas no escritas para aplicar ese sentido común cualquier día de playa.