J.G se lo toma con calma cuando entra al agua. Primero, los pies, las piernas, el cogote y, finalmente, se zambulle. "Una de las cosas que más me molestan es cuando te ven que vas con cuidado, te salpiquen. La mayoría de las veces parece que lo hacen adrede", se queja. Cuando pasa esto, lo mejor es recordarle al sujeto que salpicar es de mal gusto o, en caso de que sea menor, llamar la atención a los padres.