Cuando García Lobato llegó al ayuntamiento en 2011 anunció que la deuda del consistorio sobrepasaba los 57 millones de euros a fecha de junio del 2010, según la auditoría externa que se encargó a una empresa de Badajoz. Los más de diez millones de euros debía pagar por expropiaciones, según una sentencia de Tribunal Superior de Justicia, marcó su hoja de ruta. El alcalde ya dijo en su día que «la situación del ayuntamiento es delicada», pero se comprometió a trabajar para disminuir la deuda y pagar a los proveedores, un compromiso que ha priorizado siempre en todas sus acciones. Por eso, haber reducido la deuda a la mitad «y poder pagar ahora todas las facturas» lo considera como «uno de los aspectos que más tranquilo puede dejar a una persona que trabaja para resolver los verdaderos problemas de los ciudadanos». En su momento, anunció medidas de contención del gasto que ha ido cumpliendo «y además no hemos dejado de hacer inversiones», ha asegurado.