Era la crónica de una muerte anunciada y ocurrirá después de 40 años siendo historia de Almendralejo. La cooperativa San Marcos desaparecerá en este 2021 después de no poder cumplir con el convenio de acreedores que había firmado durante el pasado año para poder hacer frente a una deuda de más de diez millones de euros. Este periódico ha podido confirmar que, en breve, el administrador concursal que lleva el proceso, Álvaro Campo, presentará una propuesta de liquidación al juzgado y se procederá a la disolución de la entidad.

San Marcos fue fundada en 1980 y se convirtió en una de las bodegas más importantes de la región, exportando vinos y aceitunas por todo el mundo. La nefasta gestión llevada a cabo con el paso de los años y arrastrar deudas bancarias por las fuertes inversiones realizadas han lastrado su trayectoria.

El convenio firmado por los acreedores estipulaba como fecha límite de pago mediados de marzo, pero la cooperativa no ha conseguido más financiación y el Juzgado de lo Mercantil de Badajoz ha iniciado la liquidación de una cooperativa que es sociedad anónima y que cuenta actualmente con unos 150 socios, aunque en su momento sobrepasó los 250 socios.

La decadencia de la cooperativa ha sido una evidencia en los últimos años. Sus instalaciones se asientan en terrenos de más de 70.000 metros cuadrados situados en la carretera que va a Aceuchal. En los últimos años, la dejadez de las instalaciones y las escasas ventas anunciaban su caída. Sus principales acreedores son entidades bancarias y el grupo público Avante. La deuda llegó a alcanzar los 15 millones de euros, pero bajó hasta los diez, aproximadamente. El convenio que se firmó estipulaba una quita de la deuda de un 75% y un compromiso de pago del resto en un plazo de tres meses, pero no se ha conseguido la financiación de 2,5 millones de euros para cumplir con dicho convenio.

Sin actividad

La cooperativa cuenta con siete empleados en la actualidad que están pendientes de un despido colectivo. En los últimos años, sus instalaciones han sido arrendadas para producir a terceros, mientras que en la última campaña ya no entró ni uva ni aceitunas. Los socios dejaron de llevar sus cosechas a las instalaciones y no hay existencias para hacer venta. La tesorería tampoco existe.

En los próximos meses, la desaparición de la cooperativa San Marcos será una realidad. De momento, según fuentes de este periódico, no hay empresas interesadas en asentarse en estos terrenos. La maquinaria es obsoleta y se necesitaría una inversión muy fuerte para reactivar una actividad similar. San Marcos ya es historia.