Almendralejo ha sido tierra de melones y sandías. Pero no sólo de su plantación, sino más conocido por su tradicional venta en las calles de la ciudad. Ha sido desde hace décadas una de las costumbras más arraigadas y que, además, llamaba la atención a muchos foráneos que aprovechaban para parar en Almendralejo y llevarse melones y sandías, especialmente cuando no existía la autovía A-66 y todos los vehículos tenían que transitar por la antigua Nacional 630, hoy convertida en largas avenidas como travesías. 

Esa tradición se fue perdiendo, pero se pretende conservar y, por ello, el pleno de la corporación ha aprobado modificar la ordenanza que regula la tasa por utilización de esos espacios públicos donde se establecían los puestos y adaptar las tarifas a la actividad. La idea es volver a ver esos puestos de melones y sandías de cosecha propia en las calles, así como de las variedades autóctonas.