Cuando a Juan Antonio Díaz, un joven almendralejense de 22 años, le brindaron la oportunidad de cursar unas prácticas laborales realizando un programa de Erasmus en un país europeo, aquella experiencia se coloreaba prácticamente como un sueño. Pero meses después, la experiencia se convirtió en pesadilla. Y casi rozó la tragedia. El coronavirus ha tenido la culpa. Y como suele ocurrir en estos casos, el exceso de confianza.

Como integrante de la escuela profesional Labore, en el módulo de albañilería, Juan Antonio pudo acogerse al programa Erasmus Aljuve, un proyecto que permite experiencias europeas para alumnos de centros de secundaria y de escuelas profesionales de Almendralejo. Junto con otros seis compañeros, se marchó a Italia, a la localidad de Avezzano, donde tenía previsto realizar tres meses de prácticas en una empresa. Durante los primeros días, conocieron a distintos grupos de compañeros Erasmus de otras regiones de España, principalmente de Andalucía y Cantabria. El contacto era diario, de apoyo mutuo y de compartir aventuras. La experiencia transcurría con normalidad hasta que, de repente, saltaron las alarmas: dos positivos por covid-19 y cuarentena para todos. Comenzó entonces un cribado de pruebas y los positivos se multiplicaron hasta los diez. Entre ellos, el de Juan Antonio, al que el virus le golpeó fuerte.

«He estado más de un mes ingresado y varios días en coma, intubado, por el virus. Me afectó a los pulmones y me ha dejado secuelas en una pierna, donde he perdido la sensibilidad en los nervios», relata con frialdad en un acto para contar su experiencia Erasmus. Las gestiones del cónsul español en aquella región de Italia fueron decisivas para que Juan Antonio recibiera una atención médica casi personalizada. Su caso se complicó tanto que, de urgencias, tuvo que se trasladado en una uvi medicalizada vía helicóptero hasta Roma, donde ha tenido una supervisión estricta hasta que salió de peligro, rehabilitándose en una clínica especializada para pacientes de covid-19. Y todo ello con su familia en Almendralejo, sufriendo desde la distancia, sin poder viajar.

«He trabajado poco en las prácticas que iba a realizar por desgracia, pero tengo que decir que todo esto nos hace ser más responsables. Y ese es el mensaje que quiero enviarle también a muchos jóvenes como yo, que se cuide, que el virus sigue ahí amenazando. Si no hubiera sido por la excelente atención de la sanidad italiana, quizá ahora no estaría relatando esto», confiesa. 

Sus compañeros han vivido una experiencia también complicada al ver todo lo que sucedía en torno a Juan Antonio. Uno de ellos, Enrique Almoril, reconoce que «ha sido una situación extremadamente difícil por el brote, aunque está claro que tener una experiencia Erasmus para cualquier persona es una maravilla. Italia es un país con gente muy empática, muy solidaria y la gente siempre ayuda».

El alcalde, José María Ramírez, recibió a los siete alumnos que acaban de llegar de Italia tras sus prácticas en empresas y les deseó suerte en sus próximos retos laborales. Aprovechar la experiencia resulta «vital», pero también aprender de ella, añadió. Y como bien subraya el joven Juan Antonio, «que nadie se relaje, por favor, mi caso le puede pasar a cualquiera».