José García Martínez, de 53 años, es natural de Almendralejo y carnicero de profesión, pero lleva casi tres décadas viviendo en Canarias, concretamente en la isla de La Palma, donde se ha desatado la erupción de un volcán. Desde primeras horas de la tarde de ayer está entre los vecinos que viven con mucha preocupación lo que está sucediendo: «Es algo histórico y la gente tiene miedo, aunque ahora se trata de mantener cierta serenidad siguiendo todos los consejos de las fuerzas de seguridad».

Este extremeño reside en la zona de la Polvacera, a cinco kilómetros de Montaña Rajada, la zona del volcán. Su territorio, aseguró ayer en declaraciones a este periódico por teléfono, no corre peligro, pero solo, precisó, de momento: «Nos han dicho que ahora lo peligroso son los vientos que transportan azufre, ceniza y piedra, y todo eso no se puede respirar. Por ahora, la gente se tiene que ir de esa zona hasta donde vivimos nosotros. Pero si cambian los vientos, quizá seríamos nosotros los que tendríamos que ser evacuados», reconoció anoche.

De hecho, José García Martínez, que está soltero, comentó que «hay miedo por el volcán y estamos acogiendo a gente». Una amiga suya y su hija se estaban desplazando, mientras manteníamos esta conversación, hacia su vivienda para pasar la noche después de haber tenido que abandonar su casa.

Este almendralejense cuenta que ha estado muy cerca de la lava. De hecho, lo ha hecho al lado de una carretera que ha sido cubierta por lava volcánica como consecuencia de la erupción del volcán. Afirma que son muchísimos los amigos de la península que se han puesto en contacto con él para saber cómo lo está viviendo. «Es algo distinto y esperemos que pronto se solucione», manifiesta confiado.