Hay gente maravillosa haciendo cosas maravillosas en cualquier rincón del mundo. No es nada nuevo. Ocurre con María Bote, una almendralejense de 30 años, licenciada en Comunicación Audiovisual y Marketing, pero con un amor incondicional por el mundo del lujo. Bote partió de Almendralejo con una beca Erasmus rumbo a Amberes (Bélgica) porque quería trabajar en Bruselas. Bélgica la conectó con Holanda, más en concreto con Eindhoven, donde reside desde hace tres años. Y allí, gracias a su pertenencia a la asociación International Creativa Women, ha decidido lanzarse a una nueva aventura.

Esta extremeña ha lanzado un nuevo proyecto de restauración de productos de lujo y que está presentando en la Dutch Desing Week, la exposición con más prestigio de este sector en los Países Bajos, con más de 350.000 personas pasando por sus pasillos y una gran repercusión internacional. Durante nueve días, María Bote muestra el proceso de restauración de una cartera de Chanel con fecha de 1994 a la que ha sometido a un tratamiento de color. El proyecto no sólo promueve la economía circular, sino que pretende alargar la vida a piezas con historia. La joven extremeña prefiere llamarlo «piezas con alma», de ahí a que su futura firma empresarial se vaya a denominar Âme, traducido como alma al francés. 

«En este proyecto en concreto he realizado una limpieza de la cartera y la he higienizado para el tratamiento del color, además de restaurar los bordes que estaban dañados», explica la restauradora. Reconoce que hay un nicho de mercado en este sector «más que interesante», ya que Holanda es la mayor vendedora de productos de lujo para toda Europa. 

Para encontrar las verdaderas raíces de esta pasión de María Bote hay que conectarla con su abuela Concha. Tras su fallecimiento hace un año le dejó en herencia algunas piezas interesantes «y ahí empecé a investigar cómo poder prolongar su conservación y uso en el tiempo». Actualmente, trabaja en producción tecnológica y es inspectora de calidad, por lo que está muy sumergida «en ese trabajo de tener cuidado con las cosas y llevar a cabo procesos muy artesanales de todo tipo». A modo de anécdota, cuenta que su abuela le dejó en herencia unos pendientes de bisutería que ella se encargó de bañar en oro de manera cuidadosa para luego llevarlos en su boda. 

Acceder a esta prestigiosa feria del lujo en Holanda no ha sido fácil y lo logró al imponerse a 200 proyectos. El lujo también es competición.