Cuando María Victoria Trasmonte Martínez inicio sus estudios de Medicina en la Universidad de Extremadura allá por el 2001, ya tenía en su mente y en su corazón que hay una medicina más poderosa que todas las que pueden salir de un laboratorio: la del cariño. Ha vivido siempre con esa idea en la cabeza, pero jamás hubiera imaginado que el destino le obligaría a ponerla en práctica para salvar vidas. Ni tampoco hubiera imaginado que hoy día estaría dando charlas por colegios, hospitales, centros culturales o institutos sobre cómo las cucharadas de cariño pueden salvar vidas.

Gracias a Rotary Almendralejo, esta médica intensivista que ya es popular a nivel nacional por la iniciativa ‘Acortando la distancia’ pudo estar en su localidad para darle a conocer a sus vecinos cómo han vivido el tramo más duro de la pandemia en su hospital 12 de Octubre de Madrid. Sabemos que Victoria y su equipo han sido reconocidos y galardonados con numerosos premios nacionales y que, incluso, su modus operandi ha despertado la atención en todo el mundo. Pero, por dentro del hospital, las realidades son mucho más duras.

Con el corazón abierto y una gran capacidad para transmitir llanamente cómo trabajaron a contrarreloj en la UCI de un hospital, Victoria contó a los suyos cómo salvaban el ánimo de sus pacientes interconectándolos con sus familiares a través de dispositivos móviles. Defiende que “tenemos que ser más sensibles en esos momentos más delicados y hacer ver que los familiares sí pueden estar en algunos lugares que nos creemos que no pueden estar”.

En la sala del centro cívico de Almendralejo se levantó un hombre con una reflexión desgarradora: “a mí me salvó la vida cómo me trataron allí. Y fue darme media vida poder conectarme con mi familia en aquel momento”. Es Juan Pedro Herranz, que enfermó de covid-19 en el momento más duro de la pandemia y estuvo en una situación crítica. El pasado viernes, sin decirle nada a María Victoria, cogió su coche con su mujer y se marchó a Almendralejo para asistir a esta charla especial. “No le he tenido que decir nada porque yo le tengo que dar las gracias infinitas por todo”, dijo a todos los que les estaban escuchando.

Victoria puso varios vídeos sobre cómo evolucionaban positivamente los pacientes a medida que podían estar cada vez más en contacto con sus familias. Ocurre con el covid-19 “y ocurre con cualquiera de las enfermedades”. Es a lo que ella llama la medicina del cariño. Quizá, la más económica del mercado, pero para ella, y más después de esta dura pandemia, la más potente sobre la faz de la Tierra.