Desde este jueves quedará abierta para el tráfico rodado de vehículos la nueva plaza de Extremadura, en Almendralejo, cuyas obras de remodelación integral comenzaron a mediados del mes de mayo. Una vez ha finalizado el asfaltado de todas las vías, el pintado de la señalización horizontal y la instalación de la señalización vertical en la calzada, la zona puede abrirse al tráfico para descongestionar un lugar muy transitado que permite muchas direcciones. Las últimas lluvias de la pasada semana han retrasado esta apertura unos días más.
El alcalde José María Ramírez, y el concejal de Urbanismo, Antolín Trigo, visitaron las obras de la plaza y comprobaron los avances y garantías para su apertura al tráfico. La zona peatonal seguirá contando con una valla perimetral para que la empresa (UTE Majoín y Aglomerados Araya) pueda finalizar los trabajos pendientes.
La obra ha supuesto la creación de una glorieta más amplia en forma de oval donde irá el decorado principal de la plaza y la bandera de Extremadura, que ya está colocada. Esto genera un espacio más céntrico entre los entronques de las calles Pilar, Altozano, Plaza y calle Badajoz. En cuanto al tráfico, la principal modificación que la vía que pasa por delante del hotel Acosta Centro tendrá tres carriles y será de doble sentido. El concejal de Tráfico, Juan Arias, ha pedido a los vecinos que estén muy pendientes durante los primeros días de la nueva señalización para evitar problemas y familiarizarse con ella.
La reforma de la plaza de Extremadura está enmarcada dentro de la estrategia de desarrollo Edusi, cofinanciado en un 80 por ciento por fondos europeos. Esta remodelación se encuentra dentro de los objetivos temáticos cuatro y seis de Europa. El primero está relacionado con el fomento de la movilidad sostenible y la mejora de la congestión del tráfico de vehículos, mientras el segundo se conecta con la recuperación y rehabilitación de espacios, así como la reducción del ruido y la mejora de la calidad del aire.
Hay que recordar que el proyecto ha sido elaborado por el arquitecto Antonio Matamoros y que el presupuesto de la obra era de 1,5 millones de euros, una cantidad que tuvo que implementarse en 300.000 euros más para un análisis pormenorizado de las galerías de aguas que discurren por el subselo, ya que no hay que olvidar que en este punto de la ciudad convergían históricamente los arroyos Charnecal y Cagancha.
La ejecución de la obra actúa sobre una superficie total de más de 10.000 metros cuadrados.