El silencio sepulcral sigue instalado en la operación de venta del paquete accionarial del Extremadura UD. Mientras el equipo entrena para jugar el sábado en Lezama (19.00 horas) ante el Athletic Club B, el futuro de la institución pende de un hilo. O más bien, de dinero, que es lo que siempre ha faltado en los últimos meses en el Extremadura.

De momento, la operación de venta de la sociedad anónima deportiva sigue adelante a favor del grupo empresarial de Francisco Javier Páez y Daniel Moreno. Desde el club, sin decir nada oficial, filtran esta situación, aunque lo que está ocurriendo en la ciudad deportiva de Almendralejo dista mucho de lo que se comenta.

Una vez más, el Extremadura apenas entrenó con 14 jugadores en el campo de entrenamiento. Es lo que tiene para ir a Bilbao. Los mismos de la proeza en Irún.

Nadie en el vestuario quiere hablar públicamente, aunque off the record sólo trasciende una frase demoledora:«no sabemos nada de nada». 

Ni jugadores, ni técnicos ni el director deportivo Jordi Lardín, que lleva varios días asistiendo a los entrenamientos, parecen saber nada de lo que ocurre con la venta del club. Nadie sabe si es realidad o estrategia. Desde luego, dentro del vestuario no parece que sea estrategia, pues las caras de desolación en los integrantes del cuerpo técnico lo dicen todo. Lardín, en cambio, se pasa más de medio entrenamiento pegado al teléfono. Posiblemente con conversaciones con las altas esferas y la necesidad imperiosa de hacer una operación urgente de fichajes en caso de que el Extremadura salve este nuevo match ball.

El problema sigue siendo el dinero. Para que la venta del club sea una realidad, y apoyándose en el informe del administrador concursal Bernardo Silva, la situación se resuelve con 3,5 millones de euros encima de la mesa. Pero el grupo inversor actual no está por la labor de depositar tal cantidad y juega a las negociaciones. El hándicap radica en los jugadores que ya se han marchado. Algunos están dispuestos a perdonar una parte importante. Otros no. Y se negocia con AFE, aunque en realidad deben ser negociaciones individuales con cada uno de los acreedores.

De momento, el Extremadura no tendrá jugadores nuevos para ir a Bilbao. Y otro problema añadido es que la semana que viene tiene dos partidos en semana: el jueves en casa ante el Talavera; y el domingo en Madrid ante el Dux Internacional. Rivales directos por la permanencia. Y el problema no es sólo salvar la situación económica, sino pensar también en cómo salvar la categoría de un equipo que, actualmente, está en descenso.

El Extremadura sigue sobre la cuerda floja. Sobreviviendo día a día. Todos esperan un milagro, pero, de momento, no hay venta.