Fue en la noche de Navidad cuando Gonzalo Vaca, conocido vecino de Almendralejo por su vinculación con los medios de comunicación, ingresó de urgencias en la UCI del Hospital de Mérida. Sus pulmones dejaban de funcionar a causa del coronavirus, del que se había contagiado días antes. Le atacó la variante Delta y después de esperar unos días en casa para ver si remontaba el vuelo, el efecto fue todo lo contrario. Pasó 17 días en coma inducido. La noche del 31 de diciembre, las esperanzas de vida que le daban los médicos eran mínimas. Pero, inesperadamente, el milagro ocurrió y sus pulmones empezaron a reaccionar el 5 de enero. Todo un regalo de Reyes a la vida. La evolución diaria siempre fue favorable y hace unos días pudo volver de nuevo a su casa sabiendo, de manera muy consciente, de que había nacido otra vez. Un dato importante: no estaba vacunado. 

¿Cómo se encuentra? 

Pues me siento vivo, que no es poco. Y eso me hace ver que hay que ser responsable. El proceso de recuperación va bien. Pensé que iría más lento, pero ya puedo andar, desplazarme y espero pronto tener una cierta normalidad.

¿Qué le dicen los médicos?

Cuando desperté ya me indicaron que la situación había sido crítica, pero que la recuperación estaba siendo asombrosa. A estos profesionales habría que hacerles un monumento.

¿Qué recuerda de los días antes a ingresar en el Hospital?

Hago esfuerzos por recordar algo, pero no soy capaz. Sé que mi mujer hizo lo posible para arrastrarme al coche y llevarme al hospital y que los profesionales del Tierra de Barros hicieron una gran labor para estabilizarme. Pero nada más.

Ha estado rozando la muerte. ¿Es consciente de ello?

Sí, por supuesto que lo soy. Desde el momento en el que desperté en el Hospital de Mérida. Mi mujer se encargó de reenviar a mi teléfono móvil, cada noche que estaba en coma, todos los mensajes de apoyo que llegaban a diario de la gente para que supiera bien la gravedad de lo que estaba pasando. No he sido capaz de leerlos todos. 

No estaba vacunado. ¿Por qué?

Pues realmente no soy un negacionista de las vacunas. Simplemente, por cuestiones de trabajo, fui dejándolo pasar. No veía el momento. Y, evidentemente, me equivoqué. Había que haber hecho ese esfuerzo porque estar vacunados es, ahora mismo, la mejor manera de estar preparados contra esta enfermedad. 

¿Está arrepentido?

Por supuesto. En la vida debe existir una lista de prioridades y, hoy en día, vacunarse debe estar entre las primeras. Sin lugar a dudas. Si yo hubiera logrado meterla entre mis prioridades, seguramente no hubiera tenido una situación tan crítica como la que he tenido que atravesar.  

Quizá, si esto lo hubiera ocurrido a inicios de 2020 ahora mismo no lo estaría contando. ¿Lo piensa usted?

Lo pienso y estoy seguro de ello. Es una de las cuestiones que hemos hablado entre mis familiares. Los profesionales médicos no estaban antes tan preparados como ahora para combatir esta enfermedad. Las situaciones que han vivido, el conocimiento que han adquirido y su profesionalidad le han llevado a afrontar situaciones difíciles que han podido resolver de manera satisfactoria. Saber actuar ha sido vital en mi caso porque tuvieron que atacar a un neumococo escondido entre los pulmones. Y supieron cómo hacerlo.

Hablan muy bien del equipo de la UCI Covid de Mérida.

Es un equipo increíble. En una escala de uno a diez, le daría cien. Es un personal joven, profesional y con mucho talento. Saben lo que hacen y algo fundamental: transmiten mucha humanidad. De verdad, les estaré eternamente agradecidos porque su trabajo me ha dado, literalmente, la vida.  

Ha tenido a gran parte de la población muy pendiente de su estado de salud. ¿Qué ha pensado al ver tantos mensajes?

Desde 1986 llevo haciendo colaboraciones en radio y medios de comunicación. Sabía que había mucha gente, pero me ha conmovido ver a tanta. De verdad. Incluso esa gente que no está en el día a día, pero que en los momentos de la verdad aparece. Es una sensación de gratitud increíble. Ahora siempre hay un abrazo y una cara de felicidad cuando te encuentras a alguien. Es muy emocionante. Me han dado muchas energías.  

¿Qué mensajes le enviarías a los que nos leen?

Pues obviamente, mucha responsabilidad. No solo por el mero hecho de que hay que ponerse la vacuna, que va por descontando. Es la única manera que conocemos de hacerle frente. Y esos diez minutos pueden salvar una vida. Y, sobre todo, que hagamos caso a las recomendaciones sanitarias. Yo he vuelto a nacer.