Almendralejo

El flujo digital, un modelo a la vanguardia de la odontología

Nacho Bravo, de Dentalvive Almendralejo, indica que ha ayudado a tener «mejores resultados»

Flujo digital.

Flujo digital. / EP

La odontología avanza a velocidad de vértigo y con ella lo hace también sus sistemas de trabajo en las clinicas. Uno de los modelos que sitúan a una clínica a la vanguardia de sus competidores y que marca la diferencia es utilizar un modelo de trabajo conocido como flujo digital. Se trata de un método consistente en realizar un diagnóstico y toda la planificación de cualquier tratamiento utilizando única y exclusivamente medios digitales.

Nacho Bravo, profesional de la clínica Dentalvive Almendralejo, asegura que “con la implantación del flujo digital dental se están logrando unos resultados excepcionales en campos como la implantología oral, prótesis, cirugía guiada o férulas de descarga”.

También explica cómo es el modelo de trabajo. En una primera fase, se realiza al paciente un tac dental que ayuda para obtener imágenes radiológicas en tres dimensiones de las estructuras óseas y dentales. A continuación, se obtienen impresiones y modelos digitales de la máxima precisión gracias al escaner intraoral, que suelen también incorporar las clínicas a la vanguardia de este tipo de innovaciones. Con ello se deja de utilizar las antiguas tomas de moldes con silicona que resultaban tan incómodas para los pacientes y que, además, no son tan precisas como las soluciones que ahora otorga lo digital.

De esta manera, el paciente puede visualizar de manera dinámica y con absoluta claridad cómo es su tratamiento al completo.

Una vez visualizado el planteamiento inicial se pasa a una fase de diseño que es crucial. Los datos digitales recogidos mediante el Tac 3D y el escaner intraoral son utilizados y tratados en el programa informático para desarrollar un modelo digital de la prótesis que se pretende fabricar. Toda la información será enviada en cuestión de minutos al laboratorio que se encargue de la producción final. Gracias a esta fase, se permite reducir de manera notable los tiempos y plazos de un tratamiento, algo que está muy bien valorado por los pacientes.

Explica Nacho que, una vez llegados a esta última fase de producción, se observa una gran cantidad de ventajas para el tratamiento. Una de ellas es que las prótesis son fabricadas cien por cien a medida de la boca del paciente. “Esto garantiza un ajuste exacto, con calidad, con mucha estabilidad a largo plazo y otro aspecto muy valorado como es la estética, que siempre cuidamos”.

Con todo ello, el llamado modelo flujo digital que se implantan ahora en las clínicas modernas junto con los avances tecnológicos que hay en el mercado permite a un profesional de la odontología trabajar cualquier caso con “mínimas molestias” y permite también una mayor rapidez en el resultado y tratamientos más óptimos. Al mismo tiempo, da mucha tranquilidad a los pacientes que, prácticamente durante todo el proceso, son conscientes de cómo va a quedar su boca o el tratamiento elegido en cada caso, lo que les permite tener más confianza a la hora de afrontar cualquier proceso.