Lo curioso de este libro de cuentos que no pueden leer los niños (viene cerrado con candado), es su versatilidad para que cada día los padres les lean un cuento diferente. Un recurso muy útil con el que acercar la lectura a los pequeños a través de las historias que pueden surgir de la interpretación de este legendario libro.

María José Caleya, directora comercial para la provincia de los editores de El Mágico libro de los infinitos Cuentos, presentó en Monesterio la obra, basada en la leyenda de un viejo contador de cuentos del siglo XVII, que llevaba consigo un libro viejo y misterioso, cerrado con candado, con la que «poder leer por siempre una historia nueva, única e irrepetible». Se trata, explica Celaya, de una «metodología que estimula la curiosidad», por trabarse de un libro «prohibido para ellos».

La presentación se hizo en la casa de cultura, con el concejal del área, Juan Molina, y la de Participación ciudadana, Dina Bella, y congregó a decenas de madres y padres, que acompañaron a sus hijos para conocer el proyecto que «incita el interés y el gusto por la lectura», a través del desarrollo de la fantasía y la imaginación como mejores herramientas. Tras la presentación, los pequeños se divirtieron con talleres y actividades relacionadas con los personajes del libro, que desembocaron en un entretenido cuentacuentos basado en la metodología del «libro encantado repleto de historias fantásticas».