El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publicó ayer el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC) ‘Los Auroros’, de la localidad pacense de Garbayuela, con carácter de Patrimonio Cultural Inmaterial.

Se trata de un patrimonio polisémico que aúna religiosidad popular, tradición y la defensa de una identidad compartida, recreada y reforzada ritualmente con su celebración, tal y como se recoge en el decreto.

Todo proviene de La Aurora, una tradición que se ha mantenido viva en pueblos como Garbayuela principalmente gracias a agricultores, que han sabido suplir la falta de medios por una fe y un tesón a toda prueba.

La ‘liturgia’ es siempre la misma. Sobre las cinco y media de la mañana, los auroros se reúnen en la sacristía de la iglesia, lugar en el que se guardan los instrumentos que se usan en los cánticos: panderetas, tamboras y, sobre todo, la campanilla, que avisa, dirige y da ritmo. En la sacristía también se guardan ‘la estrella’, que es un farol con esa forma, los faroles y el estandarte de la cofradía con una imagen de la Virgen del Rosario en el centro. El mayordomo, o hermano mayor, es el primero en llegar a la iglesia. Tras él van llegando el resto de los hermanos de la cofradía, que se dividen en dos tipos: los Activos y los Pasivos.

Según el decreto, este ritual ha ido desapareciendo paulatinamente en La Siberia extremeña y su vigencia en Garbayuela, a pesar de las dificultades cada vez mayores para su continuidad, «no es sino un claro ejemplo de los esfuerzos de una localidad encaminados al mantenimiento de sus tradiciones, porque, a pesar de una demografía regresiva y del paulatino despoblamiento rural, los rituales se constituyen en un momento fundamental para recrear una conciencia de identidad y encuentro entre el pasado y el presente».