Desde este jueves, 8 de junio, la biblioteca del Instituto de Educación Secundaria ‘Maestro Juan Calero’, lleva el nombre de Antonio Lavado García. Con este gesto, el centro rinde homenaje al maestro, que falleció hace ya casi dos años y ejerció su profesión durante dos décadas en Monesterio; 14 años en el colegio ‘El Llano’ y 15 en el IES ‘Juan Calero’.

El acto tuvo lugar a las puertas del centro de lectura, donde la familia Lavado-Bueno estuvo representada por la esposa de Antonio, María del Carmen Bueno y su hija, Irene Lavado. Con ellas, el equipo directivo, profesores, alumnos, otros miembros de la comunidad educativa y antiguos compañeros de Lavado.

Reconocimiento

Luisa Díaz, directora del Instituto, manifestó la “alegría” que supone para toda la comunidad del ‘Juan Calero’, que la biblioteca del centro lleve el nombre de Don Antonio Lavado. “Merecidísimo homenaje”, que surgió por parte del responsable de la biblioteca escolar, Alejandro Fernández. Un reconocimiento de recuerdo y respeto que emana de “sus propios compañeros”.

Mari Carmen Lavado, expresó el “agradecimiento” de la familia hacia “todas las personas que han hecho posible que estemos recordando a Antonio en este momento y, sobre todo, con el cariño que lo hacen”.

Su nombre no puede lucir en mejor lugar que a la entrada de la biblioteca. “Así es como seguimos vivos, en el recuerdo de los demás”, manifiesta su esposa. Antonio fue un gran enamorado de la literatura. La lectura, “siempre fue fundamental” en sus enseñanzas, con lo que “debe estar orgullosísimo de que sus compañeros hayan elegido este lugar para poner su nombre”.

Han pasado casi dos años desde el fallecimiento de Antonio Lavado, un maestro, que dejó su huella personal entre compañeros y alumnos. Su personalidad, su vocación y su entrega sigue siendo recordada: “Cada vez que me encuentro con alguno de sus alumnos me hace alguna referencia cariñosa sobre Antonio”, dice Mari Carmen, abrumada ante tantas muestras de afecto.

Los que le conocieron saben sobradamente las razones de que la biblioteca del Instituto se denomine ‘Don Antonio Lavado’, y las generaciones venideras de alumnos y profesores que no llegaron a conocerle se preguntarán, ¿y este hombre quien fue? Un maestro que adoraba su profesión. Un apasionado de la docencia. Una persona de sensibilidad y carácter muy especial amante de la sencillez y de las personas.