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Organizado por la Hermandad de la Virgen de Tentudía

19 familias presentaron a sus recién nacidos ante la patrona de Monesterio

La actividad se celebró en la Ermita de la Virgen para conmemorar la fiesta de La Candelaria

El párroco, Miguel Ángel García, presenta a uno de los niños ante la Patrona

El párroco, Miguel Ángel García, presenta a uno de los niños ante la Patrona / Rafa Molina

Monesterio

 Monesterio revivió, un año más, el rito de la presentación de los niños y niñas bautizados el año anterior, ante la patrona de la localidad, la Virgen de Tentudía. Se trata de una actividad muy arraigada en el municipio que, anualmente organiza en la ermita de la Virgen la Hermandad titular, para conmemorar la festividad de La Candelaria.

 En esta ocasión, la Hermandad invitó a las 19 familias en cuyo seno nació y se bautizó, algún niño o niña, (nacidos en 2024), con la intención de “renovar las promesas del bautismo”, en una celebración que rememora “la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen después del parto”, explica la hermana mayor, Pauli Delgado.

 La fiesta de la Candelaria se celebra el día 2 de febrero, con lo que, la tarde anterior, la ermita de la Virgen de Tentudía, acogió una entrañable celebración, que llenó el santuario con la presencia de quienes acudieron para acompañar a los más pequeños en esta jornada tan especial.

Subida al camarín

 El sacerdote oficia una breve celebración, en la que se bendicen las candelas, (madres y padres acuden con la vela bautismal), a través de su encendido del cirio pascual. Posteriormente, tras la entrega de una medalla con la imagen de la Virgen de Tentudía, los menores, acompañados de sus padres y madres, suben hasta el camarín, donde, con la presencia de miembros de la Hermandad y el sacerdote, uno a uno, son pasados por el manto de la Virgen, como gesto de presentación a la patrona.

 En su homilía, el párroco, Miguel Ángel García Encinas, aludió a la importancia de la “familia”, para educar a sus hijos e hijas “en la bondad y la solidaridad”, enseñándolos a “vivir para que sean felices y buenas personas”. 

 La hermana mayor ha destacado lo “festivo y participativo” de este acto. Un encuentro, “muy emotivo”, ya que “todo lo que tiene que ver con los más pequeños y en familia, resulta muy especial”. Padres, madres, madrinas y padrinos, abuelas, abuelos y demás familiares, disfrutaron de una ceremonia muy especial, que, en la mayoría de los casos, continuó celebración fuera del templo.

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