Cada vez que un profesional de la hostelería sirve una cerveza, lo hace de tal forma que esta queda cubierta por una barrera de espuma en la parte superior. La importancia de esta práctica es, primeramente, proteger la cerveza de cualquier basurilla que pueda caer en el vaso, y más importante aún, la capa de espuma es un componente fundamental para mantener la temperatura una vez servida.

Y es que, la temperatura en este tipo de bebida, es particularmente importante, y no solo se trata de que esté lo más fría posible, sino de que cada tipo de cerveza (y la variedad es amplia) sea puesta en las manos de los clientes con la temperatura correspondiente a su gama de sabores y niveles de alcohol.

Estas son las temperaturas adecuadas para servir la cerveza teniendo en cuenta sus propiedades.

Cervezas de cuerpo ligero y baja graduación alcohólica

Son las que se sirven con más baja temperatura, entre los 0 y 5 grados ya que el objetivo es mantener el nivel de CO2 dentro de la bebida para lograr una sensación de frescura. Estas cervezas son las más claras y light como la Corona, Heineken, Budlight.

Cervezas de cuerpo medio con sabor y aroma moderado

Este tipo de cerveza busca, no solo refrescar a los clientes, sino también dejar un aroma característico en el paladar, poseen niveles medios de alcohol y se destaca más su esencia cuando es servida entre 5 y 7 grados. Esto asegura que, a pesar de tener CO2 concentrado para garantizar frescura, también deje salir esa sensación especifica del fabricante.

Cervezas de cuerpo medio con aroma medio-intenso

A partir de los 7 grados comienzan a servirse las cervezas de calaje medio. Estas se caracterizan por marcados ingredientes durante su proceso de confección que después deben llegar a notarse por los clientes. Por ese motivo no deben exceder los 10 grados de temperatura al servirse ya que este intervalo es el que permite realzar el aroma.

Cervezas de cuerpo pleno con sabor y aromas intensos

Estas son conocidas por ser las llamadas cervezas de de trago largo. Mientras se hallen entre los 10 y 12 grados de temperatura, existirá una combinación agradable y energética entre la base solida de su fermentación y los elevados niveles de alcohol que poseen. En este apartado entran las cervezas oscuras como Guinness, Block, Porter o Stouts.

Cervezas complejas y alcohólicas

Finalmente, las más complejas y de trago corto deben llegar al vaso o la copa, con una temperatura entre los 12 y 16 grados, comúnmente llamada temperatura de bodega, ya que esto enriquece el aroma de estas cervezas logrando una sensación fiel a la complejidad de su preparación.