El tercer medio de transporte más empleado en España es el tren. No debe extrañar, ya que se trata de una forma de movilidad eficaz y rápida que facilita los trayectos tanto cortos, como extensos hacia todas las partes del país y de Europa.

Curiosamente, España, desde un informe ferroviario presentado en 1844 ha utilizado vías más anchas que las existentes en todo el resto de Europa occidental, provocando a través de los años numerosas perdidas económicas en reinversión y modificaciones.

Pero, ¿por qué son más anchos los carriles españoles? Una de las hipótesis más seductoras, es que la medida ancha fue impulsada con el objetivo de dificultar una posible invasión francesa al territorio ibérico, sin embargo, no hay ninguna evidencia que corrobore directamente esto. De hecho, se sabe que las primeras líneas anchas no llegaban a los límites fronterizos del país, elemento que hace difícil sustentar la teoría de replegar una invasión.

En cambio, se ha comprobado que en 1844, durante el diseño de un proyecto ferroviario, que uniría Madrid y Cádiz, el gobierno creó una comisión, dirigida por Juan Subercase, cuyo objetivo era evaluar las condiciones del plan.

Fue esta comisión, la que recomendó que las líneas españolas fueran más anchas (exactamente 1668mm), con la idea de que circularan locomotoras de mayor potencia que las tradicionales debido a la compleja orografía del país.   

Actualmente en España existen tres tipos de vías. El ancho español (1668 mm), el tradicional europeo (1435 mm) y la vía estrecha (1000 mm). Un dato interesante, es que los pasajeros de trenes españoles durante la primera mitad del siglo XX debían hacer incómodos trasbordos cuando viajaban fuera de del territorio nacional. Era necesario porque tenían que conectar con las vías en el resto de Europa. Por suerte, la tecnología del cambio de líneas, ha dejado atrás estos tediosos cambios de tren.